Hollywood exhibe los filmes de Billy Wilder como homenaje a una leyenda viva del cine
Un libro de entrevistas repasa la vida y la trayectoria del anciano director a sus 93 años
ENVIADO ESPECIALBilly Wilder ha abandonado el cine, pero el cine no ha abandonado a Billy Wilder. El decano de Hollywood, la leyenda viva o el último representante de la época dorada de la industria del cine vuelve a ser noticia. Hasta el próximo 1 de febrero, la Filmoteca Americana en Los Ángeles, en colaboración con la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood y la Universidad de California (UCLA), ofrece un ciclo con todas las películas que ha escrito o dirigido este cineasta de 93 años, que no rueda desde hace casi dos décadas.
Enmarcado dentro de estas proyecciones, la Academia le rindió la semana pasada un masivo homenaje (las entradas del acto se agotaron muchos días antes de que tuviera lugar). Y, por si fuera poco, su nombre vuelve a ocupar los estantes de las librerías estadounidenses, ya que ha publicado recientemente un nuevo libro de entrevistas, escrito por el realizador y periodista Cameron Crowe. Pero, más allá del valor sentimental de todos estos acontecimientos, de la justicia que representa honrar a un realizador cuya filmografía, por su diversidad, fuerza, originalidad y profundidad, no tiene parangón en la historia del cine, la importancia de estos reconocimientos reside en que han vuelto a demostrar hasta qué punto Wilder sigue siendo el cineasta de referencia por antonomasia.En el homenaje de la Academia estuvieron presentes viejos compañeros de viaje de Wilder, como Jack Lemmon, Tony Curtis o Shirley McLaine, pero el padrino del acto fue el realizador Curtis Hanson, autor de LA Confidential, y entre los presentes se encontraban actores como Kevin Spacey, que, como señalaba la revista Variety en su crónica del acontecimiento, pudo haber interpretado magníficamente algunas películas del maestro. Otros directores con mucho empuje en este momento en el cine estadounidense, como Paul Thomas Anderson (su último filme, Magnolia, ha sido la revelación de la temporada y es firme candidato a los Oscar) o David O'Russell (autor de Tres reyes, una ácida comedia ambientada en la guerra del Golfo que ha recibido estupendas críticas), presentarán sus películas favoritas de Wilder durante el ciclo como reconocimiento, dicen, al director que más ha influido en su obra. "El genio del sistema", ha titulado LA Weekly su larga crónica sobre el ciclo, que tiene lugar en uno de los cines más conocidos de la ciudad: el Teatro Egipcio de Hollywood Boulevard. Los Angeles Times, en un artículo que arrancaba en primera página, le llamaba un "tesoro nacional y un icono de la industria".
Mister Olimpia
"Todo el mundo del cine ha querido ser siempre reconocido como el gran director guionista. En este sentido, Wilder sigue siendo el Mister Olimpia del cine, sigue imbatible en la cumbre", dijo Dennis Barton, directivo de la filmoteca y organizador de la retrospectiva, que consigue llenos diarios en sus sesiones. "Ha hecho más películas importantes que nadie y ha estado en activo más años que ningún otro director. La influencia de sus filmes ha sido y es extraordinaria. Muchos grandes directores sólo estuvieron en la cumbre durante una década o dos. Muy pocos, Hitchcock, Ford o Kurosawa, han llegado a estar cuarenta años en activo. Wilder ha estado casi cincuenta", agregó Barton sobre el único cineasta que ha conseguido acumular 21 candidaturas a los Oscar y que ha ganado seis como realizador o guionista.
El libro de Cameron Crowe, antiguo periodista del Rolling Stone reciclado primero como periodista y posteriormente como director, tambien nació como reconocimiento a la obra y a la figura de Wilder. Cuando estaba en el proceso de preproducción de Jerry Maguire, Crowe quiso que hiciese un pequeño papel porque quería tener en su película "al más grande director vivo". Pero, atrincherado en su pequeña oficina de Beverly Hills, situada encima de una tienda de regalos en Brighton Way, Wilder se negó. Ni siquiera cuando Crowe consiguió refuerzos (le fue a ver acompañado por la estrella del filme, Tom Cruise) logró que cambiase de postura: fue cortés, incluso amable, pero les despidió al cabo de una hora de infructuosa reunión. Tras el éxito del filme, que logró dos oscars y una considerable recaudación en taquilla, Wilder llamó a Crowe para hacer las paces y así nació Conversaciones con Billy Wilder.
El libro, magníficamente editado por Faber and Faber y con una gran cantidad de fotos (muchas de ellas inéditas), se diferencia de otros de su estilo porque consigue entrar en el mundo mas íntimo del autor de Con faldas y a lo loco, sobre todo en un momento en que el director apenas concede entrevistas de ningún tipo y a ningún medio. Tampoco fue fácil entrar en el mundo de Wilder, ya que el director es alguien que se esconde constantemente.
Reticente
"Era reticente a la idea de hacer el libro, porque no quería convertirse en un objeto de estudio", confesó Crowe a la prensa durante la presentación de su libro. "Incluso, al término de una conversación en un restaurante de Beverly Hills, me dijo: 'Si decides no publicar nunca todo esto me parecería muy bien".
Sin embargo, el lector descubre no sólo detalles de sus películas, de su trabajo con sus actores de cabecera o con estrellas que le dieron muchos quebraderos de cabeza, sino que, en algunos momentos, se encuentra con detalles realmente emocionantes. Wilder habla de su familia (su madre fue asesinada por los nazis en Auschwitz), de sus nostalgias ("Tengo un gran deseo de volver a Berlín. Vi la ciudad justo después de la guerra, estaba totalmente destruida"), de sus proyectos (compró los derechos de La lista de Schindler para hacer la que consideraba su película más personal, pero Spielberg se los birló finalmente) o de la longevidad ("Si alguien me hubiese preguntado cuando era joven cuánto tiempo iba a vivir, hubiese dicho que hasta los setenta. He superado esa edad en más de dos décadas").
Y, como no podía ser de otra forma, Wilder también habla de lo que representa ser un cineasta. "Un director, un director serio quiero decir, no un tipo que hace televisión o algo así, te come por dentro. Tienes que absorber demasiadas cosas. Y te tienes que tragar muchas cosas de la gente", confiesa.
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