Washington amenaza con sanciones contra Bruselas por prohibir a los aviones ruidosos aterrizar en la Unión Europea

Estados Unidos está dispuesto a sancionar a la Unión Europea si no se anula la entrada en vigor del reglamento por el que se prohibirá, a partir del próximo 4 de mayo, el aterrizaje de aviones ruidosos en territorio comunitario. Por su parte, la Comisión Europea advierte de que, bajo amenazas de ese tipo, no se podrá alcanzar una normativa común en la Organización Internacional para la Aviación Civil (OIAC) que anule la europea y solucione el litigio transatlántico.Las amenazas norteamericanas no son nuevas. La UE adoptó en septiembre de 1998 un reglamento para restringir la llegada a sus aeropuertos de aviones a reacción subsónicos, catalogados como viejos y ruidosos según el convenio sobre aviación civil. Era la reacción de Bruselas ante la negativa de Washington a elaborar una norma en la OIAC que solucionara el problema del ruido en zonas próximas a los aeropuertos.

Con el reglamento que prepara la UE, las compañías aéreas que quieran operar en Europa o inscribirse en el registro nacional de aviones civiles deberán insonorizar los motores de sus aparatos para reducir los niveles de ruido. En la UE hay pocos aviones catalogados como ruidosos. El problema lo plantean algunos reactores procedentes de EEUU que tienen ya más de 20 años.

Estados Unidos quiere ahora que la OIAC fuerce a Bruselas a anular un reglamento que haría perder a su industria aeronáutica 330.000 pesetas. Los aviones más viejos no podrán aterrizar en los aeropuertos de la UE y sus compañías tendrán problemas para vender a terceros países algunos modelos como el Boeing 727, los DC-9 y los 737 más antiguos.

Si la OIAC se decanta a favor de Estados Unidos y la UE se niega a respetar la decisión, los Quince podrían enfrentarse a nuevas sanciones comerciales, que se sumarían a la del litigio que enfrenta a las dos orillas del Atlántico sobre las importaciones de carne tratada con hormonas. Washington está dispuesto incluso a denegar el acceso de las compañías europeas al mercado norteamericano, empezando por prohibir el aterrizaje del Concorde si el reglamento entra en vigor, señala la Administración Clinton en un comunicado.