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Las instituciones abrirán la primera zona de acampada de España para inmigrantes de paso

Las tres instituciones madrileñas (Administración central, regional y municipal) han decidido crear una nueva zona de acampada, la primera de este tipo que habrá en España, exclusiva para aquellos inmigrantes que estén de paso en la región. Las instituciones han decidido reconvertir uno de los cuatros campamentos rumanos de Madrid en la nueva zona de acampada para nómadas. Los inmigrantes podrán instalarse gratis, pero deberán hacerlo con sus propios medios, ya que en el cámping no habrá viviendas prefabricadas y no podrán permanecer allí más de tres meses.

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Los inmigrantes nómadas que están de paso en Madrid son, mayoritariamente, personas de etnia gitana que proceden de países del Este de Europa como Rumania o la antigua Yugoslavia, según explicó un portavoz de la Consejería de Servicios Sociales. Éstos serán los principales beneficiarios de la nueva zona de acampada. "La población nómada tiene la singularidad de que, en su país de origen, dormía bajo las estrellas, en sus propias furgonetas y pasando frío", aseguró ayer la consejera de Servicios Sociales, Pilar Martínez, del PP.El nuevo asentamiento estará abierto a inmigrantes nómadas de cualquier nacionalidad, según confirmó Martínez.

El plazo máximo para permanecer en el asentamiento será de tres meses. A los inmigrantes que lleguen a la zona de acampada, las instituciones les dejarán una pequeña parcela despejada. No tendrán techo donde refugiarse y deberán llevar sus propias tiendas de campaña o furgonetas para cobijarse cuando llegue la noche y no dormir a la intemperie. Tendrán, como ocurre en cualquier cámping, enchufes para disfrutar de energía eléctrica, grifos de agua, duchas de agua caliente, letrinas y contenedores en los que depositar la basura. Los inmigrantes podrán conectar sus electrodomésticos o calefactores a la red, siempre que los tengan, porque las administraciones públicas no les facilitarán ninguna ayuda de ese tipo.

La zona de acampada será un "recinto perimetrado" con una valla, que contará con vigilancia durante las 24 horas del día a cargo de un empleado de una empresa privada de seguridad, según explicó ayer Martínez.

300 nuevas plazas

La Consejería de Servicios Sociales ha fijado la capacidad máxima de la nueva zona de acampada para 75 familias (unas 300 personas).

La Comunidad de Madrid abrirá la nueva instalación en uno de los cuatro campamentos de inmigrantes rumanos que ya existen en Madrid. Estos asentamientos se levantaron en agosto como hogares improvisados para los rumanos que vagaban por Madrid después de que fueran expulsados del poblado de Malmea por el Ayuntamiento de Madrid y la Delegación del Gobierno.

Las administraciones públicas rectificaron después y levantaron tres campamentos: el de la Ciudad Escolar de San Fernando (distrito de Fuencarral), situado junto a la autovía de Colmenar Viejo; el del Camino de San Roque (también en el distrito de Fuencarral) y el de la Cañada Real (en Vallecas Villa).

Pero el de San Roque es doble, porque surgió un asentamiento paralelo al oficial, que no figura en el censo de inmigrantes reconocido por las autoridades. Una valla metálica separa al poblado rico, con prefabricados, calefacción, duchas y cocinas, del pobre, en un descampado yermo.

"Ese campamento, el de los rumanos que no figuran en el censo, surgió con 20 familias rumanas y ahora ya hay 74. Estas familias, todas rumanas, serán las primeras que van a acceder al futuro asentamiento", aseguró ayer Martínez.

Los inmigrantes que ocupen la nueva zona de acampada no estarán obligados a someterse a un proyecto de integración, a pesar de que contarán con la ayuda de un trabajador social y dos mediadores. Eso sí, deberán cumplir con unas normas básicas de conducta, que les impedirán, entre otras cosas, mendigar con menores. Una vez concluido el plazo máximo de estancia (tres meses), y siempre y cuando el trabajador social que vigila el comportamiento de los inmigrantes dé su visto bueno, los extranjeros podrán pasar a una segunda fase dentro de un plan global de integración social. De la zona de acampada serían trasladados a uno de los tres campamentos con viviendas prefabricadas ya existentes. Úna vez allí, deberán someterse a un plan global de integración, que incluye la escolarización de los niños, el aprendizaje del idioma... Esta fase dura seis meses.

La tercera fase consiste en el traslado de los inmigrantes a viviendas en bloque en régimen de alquiler compartido, en el que el inquilino paga una parte, y la administración, otra. Ya instalados en las viviendas, un educador social efectuará inspecciones periódicas para corroborar la buena integración.

La consejera de Servicios Sociales advirtió: "No tenemos recursos para acoger a todos los inmigrantes, así que los que no se integren volverán a su país".

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