Oliver Stone triunfa con una película sobre fútbol americano

La mezcla ha resultado infalible: el deporte que más apasiona a los estadounidenses (fútbol americano), estrellas conocidas (Al Pacino, Cameron Diaz) y, sobre todo, el estreno en una de las semanas más taquilleras del año, ha convertido Any given sunday, la nueva película del polémico Oliver Stone, en el éxito cinematográfico del fin de año. Y era complicado ganar en una cartelera tan abigarrada, con algunos de los estrenos más esperados.

A Oliver Stone le hacía falta reconciliarse con el público después de las sobredosis de violencia que ha ofrecido en Asesinos natos y U-Turn y la desmedida carga política de JFK y Nixon. Consciente de que aquí, como en todo el mundo, el deporte manda, Stone ha montado una película sobre fútbol americano de más de dos horas y media que tiene casi una hora de juego.Con Any given sunday, Stone ha dado a los amantes del fútbol americano aquello que más desean: la posibilidad de asomarse a los vestuarios y los despachos de los equipos de la Liga Profesional. Con su ritmo habitual -frenético, alterado, rabioso- ha creado el que es sin duda su producto más asequible, y las cifras de taquilla así lo demuestran: ha recaudado 22 millones de dólares (3.600 millones de pesetas) en su primer fin de semana en las salas. Con eso ya ha recuperado la mitad de lo que Warner Bros. se ha gastado en la película, y ha logrado el mérito de ganar en espectadores en una de las fechas más competitivas del año.

Stone ha jugado con todos los tópicos deportivos imaginables en Any given sunday, aunque los ha disimulado con pericia en una trama avalada por el peso de sus estrellas. Este director era perfectamente consciente de que en las últimas décadas no se ha hecho ninguna película sobre fútbol americano, el deporte rey en EEUU, y en cambio se han estrenado varias de béisbol e incluso de golf, que no despierta tanta pasión en este país. Con su nuevo trabajo llena ese hueco y llena los bolsillos, aunque hay que reconocerle el mérito de haber sabido trasladar a la pantalla un vigor y una brutalidad sin precedentes en el cine deportivo.

El cartel de figuras se abre con Al Pacino en el papel -cabía esperarlo- de entrenador del equipo. Pacino está perfecto en la piel de Tony d"Amato, el entrenador que (otro tópico) ha sacrificado su matrimonio por su deporte preferido. Al fin y al cabo, Stone escribió para Pacino uno de los papeles más importantes de su vida, el de Scarface.

Presencia intensa

La estrella más solicitada del momento, Cameron Diaz, es la dueña del equipo y la presencia más intensa en la pantalla. A lo largo de la película aparecen desde James Woods (el médico) hasta el propio Stone (como comentarista deportivo), con un cameo de Elizabeth Berkley (prostituta de lujo) y la recuperación del histórico Charlton Heston, tan amanerado como siempre. Técnicamente es un ejemplo más del "estilo Stone": mezcla cientos de planos rápidos con toda la gama imaginable de efectos visuales, desde saturaciones al blanco y negro o la cámara lenta o rápida.

Para lograr la victoria en la competición cinematográfica de fin de año, Oliver Stone ha ganado en ingresos a Anthony Minghella, director de El paciente inglés, que acaba de estrenar The talented Mr. Ripley con nada más y nada menos que Matt Damon y Gwyneth Paltrow.

A últimos de año, las taquillas se inundan con las producciones mejor cuidadas para lograr que las películas lleguen a tiempo para competir en los premios Oscar. Por eso también acaban de estrenarse otras dos posibles candidatas: Magnolia y Man on the moon. La primera es el nuevo trabajo de Paul Thomas Anderson, que sorprendió hace dos años con la irreverente Boggie nights. Tal fue el éxito de esta ópera prima (Anderson cumplió ayer 30 años), que Tom Cruise le pidió que le permitiese trabajar como secundario en Magnolia, en un papel que puede dar un Oscar a este actor.

En Man on the moon, Milos Forman demuestra que Jim Carrey es uno de los mejores actores del momento. Tanto Cruise como Carrey han logrado ya la candidatura a los Globos de Oro.