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El CSIC constata que Doñana se recupera de los efectos del vertido

Alejandro Bolaños

Las intensas y prolongadas tareas de limpieza que emprendieron las Administraciones central y autonómica unas semanas después de la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar empiezan a reflejarse en los indicadores que maneja el grupo de expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha guiado la labor del Gobierno y la Junta andaluza en estos últimos 20 meses. "La evolución de la contaminación en el Guadiamar [el río que recibió el vertido, y que atraviesa el entorno de Doñana] es notablemente favorable", resumió ayer en Sevilla César Nombela, presidente del CSIC.Nombela presentó ayer las conclusiones del 12º informe científico sobre las consecuencias del vertido tóxico que anegó 4.000 hectáreas el 25 de abril de 1998. El presidente del CSIC señaló la persistencia de algunos puntos negros en los que la concentración de metales pesados (cinc y arsénico) es aún excesiva, sobre todo alrededor de la mina y en algunas graveras río abajo. Boliden, la empresa propietaria de la balsa siniestrada, que se comprometió a retirar los lodos tóxicos en este tramo, se ha retrasado en sus trabajos, aunque José Antonio Viera y Félix Pérez Miyares, coordinadores de la Junta y el Gobierno central, avanzaron que la limpieza se concluirá, definitivamente, en enero.

"Los esfuerzos de corrección evitaron una catástrofe", señaló Nombela, quien informó de que los experimentos con plantas autóctonas para succionar metales pesados son "positivos"; los científicos quieren usar estas plantas para absorber la contaminación residual que, calcula, aún cubre unas 400 hectáreas. "En las parcelas de experimentación en las que dejamos los lodos, la contaminación de los suelos se multiplicó por 3,5", argumentó el presidente del CSIC para demostrar los efectos positivos de la limpieza, que ha costado a ambas administraciones más de 30.000 millones de pesetas.

Arsénico en aves

El informe científico reseña una notable disminución de los ejemplares de aves acuáticas que registran una acumulación excesiva de metales pesados en sus organismos: las aves con cantidades apreciables de estas sustancias han pasado del 33% al 18% de los ejemplares estudiados. Eso sí, los expertos señalan que tanto el cinc como, sobre todo, el arsénico, "aunque en un reducido número de especies e individuos, empieza a aparecer con mayor frecuencia que en periodos anteriores".

Los científicos destacaron que aún no se ha podido corroborar que las malformaciones registradas en 22 pollos de cigüeñas se deban a los metales pesados del vertido, aunque confirmaron que estos ejemplares se encontraron en una zona muy castigada por la riada tóxica. Y resaltaron que, aunque no ha habido un incremento acusado de la tasa de mortalidad de las aves del entorno de Doñana, los primeros datos indican que este año volvieron menos gansos a los países nórdicos.

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