El Gobierno de Barak libera a cinco guerrilleros integristas libaneses

El Gobierno de Israel, que preside el laborista Ehud Barak, liberó ayer a cinco guerrilleros del movimiento integrista libanés Hezbolá que se encontraban bajo detención administrativa para ser canjeados por soldados israelíes capturados en el sur de Líbano. Al mismo tiempo, el Gabinete anunciaba la inminente excarcelación de 24 prisioneros políticos palestinos antes de que finalice el mes sagrado musulmán del Ramadán.

La liberación de los presos palestinos forma parte de los acuerdos firmados entre Barak y Arafat en septiembre, en la localidad egipcia de Sharm el Cheik, pero su materialización es un gesto de gran trascendencia en este instante: hacia el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, por un lado, y hacia los integristas libaneses, por otro. Sin duda servirá para impulsar, a juicio de los observadores el proceso de paz entre Israel, Siria y Líbano y lograr un alto el fuego con Hezbolá.El primer ministro israelí ordenó el viernes la puesta en marcha de un programa de construcciones, con el que se pretende reforzar la frontera norte de Israel, permitiendo así el repliegue de las tropas de Israel que patrullan en la llamada franja de seguridad, arrebatada hace 17 años a Líbano.

El Gobierno israelí, que se ha comprometido a retirar sus tropas de Líbano en julio, está analizando la posibilidad de iniciar el repliegue de tropas tres meses antes, en abril, según aseguraba ayer la prensa local. Esta retirada se efectuaría de manera escalonada, a medida que vayan avanzando las obras de infraestructura en la frontera y se consolide el proceso de diálogo con Siria.

Esta decisión no es baladí; el inicio del retorno de los soldados israelíes a casa, crearía en la sociedad israelí un sentimiento de euforia, que permitiría al Gobierno de Ehud Barak plantear con posibilidades de éxito la devolución a Siria de los Altos del Golán, que en su día deberá ser ratificada por el Parlamento y por un referendum y que constituye la contrapartida exigida por el régimen de Damasco para firmar la paz con Israel.

La devolución del Golán, que ha permanecido más de tres décadas en manos de Israel, cuenta por ahora con la oposición de un amplio sector de la población.