El 'comando' guardaba 25 kilos de dinamita del robo de Bretaña en un pueblo cercano a Vitoria
A los vecinos de Ametzaga, un apacible pueblo a 30 kilómetros de Vitoria en el que sólo seis familias residen todo el año, les va a costar recuperar la tranquilidad. Poco se podían imaginar que en una de sus casas, rehabilitada hace cinco años, un comando itinerante de ETA había instalado su centro de operaciones. La Guardia Civil llegó hasta allí tras identificar al conductor de la segunda furgoneta bomba abandonada en Aragón, Igor Martínez de Osaba. El presunto etarra vivía habitualmente en ella y ahí fue donde en la madrugada de ayer la Guardia Civil se incautó de 25 kilos de dinamita.
El explosivo procede del lote que fue robado por un comando etarra en la localidad francesa de Plévin, en Bretaña, el pasado 28 de septiembre. Agentes de la Guardia Civil descubrieron la dinamita escondida en varios baúles, en cajas de herramientas y en el doble fondo de un armario empotrado. Asimismo, hallaron en la casa munición, temporizadores, cinco granadas Mecar y varias armas ligeras: un fusil de asalto Cetme, un subfusil MAT y tres pistolas, una de ellas de la marca Sig Sauer, de la que se sospecha que fue empleada el 8 de mayo de 1998 en el asesinato, en Vitoria, del subteniente jubilado del cuerpo Alfonso Parada.El director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, presentó en Vitoria el material decomisado y concretó algunos pormenores de la intervención policial. Valdivielso resaltó la "novedad" que supone la desarticulación de un comando itinerante formado por legales (activistas no fichados por la policía) y que había instalado su base de operaciones en un pueblo de Álava.
Según el responsable del instituto armado, el grupo se constituyó a finales de 1996 y desde entonces ha recibido dos envíos de armas y explosivos. La primera entrega le llegó en 1997 y consistió en armas y granadas. A principios del pasado mes de noviembre recibieron la segunda, que incluía parte de la dinamita robada en Francia.
"Los integrantes del comando desarticulado no son simples correos. Se trata de un grupo con capacidad para provocar grandes daños, atentar y asesinar", precisó Valdivielso. De momento, tan sólo José María Novoa Arroniz, el conductor de la primera furgoneta bomba, ha podido ser detenido. Sus otros dos miembros, Alicia Sáez de la Cuesta, quien conducía el coche empleado como lanzadera para informar de cualquier contingencia en la ruta, e Igor Martínez de Osaba, que iba al volante de la segunda furgoneta, permanecen en paradero desconocido.
Durante la madrugada de ayer agentes de la Guardia Civil registraron la vivienda familiar de Martínez de Osaba en Vitoria y la casa de Ametzaga, en la que residía habitualmente. De 27 años de edad, militó en Jarrai (las juventudes de KAS) y estuvo internado casi dos meses en la prisión alavesa de Nanclares de la Oca, en 1997, por quebrantamiento de condena después de haber sido multado con 150.000 pesetas o veinte días de arresto sustitutorio por resistencia a la autoridad y negativa a identificarse ante la policía, penas que se negó a cumplir.
La noticia de que su casa era la base de operaciones del nuevo comando itinerante sembró el desconcierto entre sus vecinos, que siguieron sobresaltados el registro realizado por la Guardia Civil. "Los agentes llegaron a las doce de la noche y no se fueron hasta las seis de la mañana", explicó uno de ellos. Según sus testimonios, la madre y un hermano de Martínez de Osaba suelen pasar los fines de semana en ella mientras que el joven pernocta allí de manera continuada. Se trata de una residencia de dos plantas, rehabilitada y que mantiene su estructura original de piedra.
"Hace unos días estuve con Igor", comentó otro vecino. "No tiene un empleo fijo", añadió; "trabaja un poco aquí y otro poco allí. Unos días ayuda a un albañil en la construcción y otros trabaja en el campo. El otro día estuve con él y me preguntó si le podía vender una docena de huevos".
Para los habitantes de Ametzaga, Martínez de Osaba es "un chico normal, de trato amable y correcto". Nadie en el pueblo se había percatado de su doble vida, ni siquiera un vecino que vive casi puerta con puerta con él: "Nunca vi nada anormal, ni gente extraña. Desde luego, asusta pensar que esa casa era la base de un comando de ETA".
Además de investigar si alguno de los integrantes del comando asesinó al subteniente Parada, otra de las pesquisas de la Guardia Civil va dirigida a determinar si el detenido y sus cómplices siguieron los pasos de los parlamentarios vascos del PP y del presidente de la Cámara de Vitoria y ex consejero vasco de Interior, Juan María Atutxa.
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