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El vehículo solar participará en una carrera entre Sidney y Melbourne

VIENE DE LA PÁGINA 1 Desde Sidney a Melbourne, los participantes en la carrera, con un circuito de 1.790 kilómetros, pasarán, en pleno verano austral y circulando a veces por el desierto, por Canberra, Wagga Wagga, Hay, Mildura, Swan Hill y Bendigo. Si el exterior del vehículo puede llegar a acumular un calor de 35 grados centígrados, el interior de la cabina monoplaza puede alcanzar los 45. Francesc Puig, uno de los integrantes del equipo, recuerda el caso de dos chicas que se deshidrataron en el interior de un vehículo similar en una edición anterior de la Sunrace.

Este inconveniente es, sin embargo, lo que menos preocupa a los autores del Despertaferro. Son conscientes de lo modesto de su presupuesto -21 millones de pesetas- y de su trabajo -se trata de un proyecto final de carrera-, pero confían en hacer un buen papel en Australia. Cuando menos, "llegar al final", dicen.

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Para ello han contado con la colaboración del CIM (de la UPC y del Instituto Catalán de Tecnología), los departamentos de Ingeniería Eléctrica y de Mecánica de Fluidos de la UPC y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial. También han evaluado las prestaciones del artefacto -velocidad máxima, frenos, dirección, suspensión y ángulo de giro- en el Instituto de Investigación Aplicada a la Automoción. Finalmente, han sido apadrinados por profesionales e investigadores de la fábrica Seat, en cuyo centro de formación se han fabricado algunas piezas del Despertaferro.

Las pequeñas placas solares que recubren la cola no están protegidas como las placas que se instalan en las casas. El objetivo era conseguir la potencia suficiente para salvar las duras etapas de la Sunrace, algunas de las cuales, como la primera, calificada de "muy selectiva" por Lluís Raurich -uno de los miembros del equipo -, tienen un desnivel del 7%. Despertaferro tiene un motor de 5,5 kilovatios de potencia y alcanza los 105 kilómetros por hora, a los que llega también gracias a su baja altura, que ofrece escasa resistencia al aire. A pesar de ello, los autores del prototipo, que también ejercerán por turnos de pilotos en la carrera, conducirán a una velocidad media de 65 kilómetros por hora.

"Carreras como la Sunrace sirven para la investigación sobre coches eléctricos, como las competiciones de fórmula 1 sirven para los coches de combustión", explica Orús. Si todo va bien en Australia, el equipo espera tener suficientes recursos para construir otro prototipo más avanzado. Los investigadores no confían, sin embargo, en que la energía solar sirva para la automoción convencional en un futuro próximo. Aún hay demasiados inconvenientes, que resume Puig: "Estos vehículos tienen una autonomía muy limitada, unas dimensiones muy grandes y un precio demasiado elevado". Despertaferro ha costado 21 millones de pesetas, pero los prototipos fabricados por otras empresas, como la japonesa Honda, pueden alcanzar los 400 millones.

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