Contra la compraventa de escaños

Massimo D"Alema inició su intervención condenando airadamente el escándalo de la compraventa de votos que precedió a su comparecencia de ayer en el Parlamento. Para el primer ministro, que se ha defendido de los ataques de la oposición, era obligado señalar su total rechazo a presidir un Gobierno constituido con votos comprados, cosa que hizo ayer ante una tribuna de excepción como es el palacio de Montecitorio. La crisis estalló el jueves, cuando la coalición de oposición denunció la existencia de ofertas económicas y de escaños seguros hechas a algunos de sus diputados para que votaran, cuando llegue el momento de hacerlo, a favor de D"Alema. Mientras, Beppe Pisanu, jefe del grupo parlamentario de Forza Italia, principal partido de oposición, denunciaba la existencia de al menos tres casos de intento de compraventa. Un exdiputado de la Liga Norte, Paolo Bampo, acusaba con nombres y apellidos a un antiguo compañero de filas, Luca Bagliani, de haberle ofrecido 200 millones de liras si se sumaba al Udeur, pequeño grupo exdemocristiano que forma parte de la coalición de centro-izquierda. Estas maniobras provocaron una dura intervención del expresidente de la República Francesco Cossiga contra D"Alema por haber tolerado este tipo de conductas.

El partido de los Demócratas de Izquierda, al que pertenece el primer ministro, salió al paso de las denuncias para señalar que muy bien podría tratarse de maniobras preparadas para enturbiar la situación.