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Las mafias chinas tratan de hacerse con el control del juego en Macao

El magnate de los casinos en Macao, el empresario de Hong Kong Stanley Ho, ha advertido del grave riesgo que supondría la liberalización de las concesiones, cuya renovación deberá decidirse en el 2001. El empresario, de 78 años, considera que la futura región especial de Macao, la colonia lusa que el lunes será entregada a China, debería prorrogar durante algunos años sus contratos para evitar una "guerra entre los aspirantes, lo que sería muy peligroso".

El negocio del juego constituye el 90% de la economía de Macao y financia el 60% de su presupuesto. Sus beneficios superaron los 380.000 millones de pesetas el año pasado.El empresario de Hong Kong, poseedor del monopolio del juego desde 1962, sostiene que las autoridades de la futura región especial de Macao (con estatuto similar al de Hong Kong siguiendo el modelo chino "un país, dos sistemas") deberían prorrogar sus concesiones por algunos años "para evitar una batalla entre los competidores" que podría poner en peligro la estabilidad del territorio, administrado por Portugal desde hace 450 años. A su juicio, "las autoridades deberían renovar los contratos y preparar una transición serena en el negocio, dado el interés de China en mantener la prosperidad y estabilidad del territorio".

El magnate del juego ha insistido en la defensa de esta transición, ante las recientes declaraciones del futuro gobernador, Edmund Ho, que admitía la posibilidad de abrir la explotación del negocio a otras empresas. El exbanquero Edmund Ho, de 44 años, admitió que la industria del juego tendría que ser liberalizada, aunque poco después precisó que el proceso "deberá llevarse a cabo con mucha cautela". "Tenemos que ser muy cuidadosos", puntualizó, "puesto que el juego asegura unos ingresos estables al Gobierno. Se trata de un asunto que no podemos ignorar. No podemos ocultar que tenemos casinos y que esos negocios forman parte de nuestro patrimonio cultural. Los cambios serán progresivos, y la actual situación deberá mantenerse por algún tiempo".

Los diez casinos de Macao, abiertos las 24 horas del día, y sus loterías y apuestas (caballos y galgos, entre otras) proporcionaron el año pasado unos beneficios de 2.500 millones de dólares (más de 380.000 millones de pesetas) y provocaron serios enfrentamientos entre las tríadas chinas (sociedades secretas mafiosas), que rivalizan por el control de sus actividades paralelas como los préstamos, la prostitución y los viajes organizados al pequeño territorio (22 kilómetros cuadrados y 450.000 habitantes). Sólo por esa parcela del negocio, las tríadas chinas han asesinado en los últimos tres años a más de treinta personas, y nadie duda de que abrirían una dura pugna por las futuras concesiones legales. El propio responsable de la seguridad en Macao, el general portugués Manuel Monge, reconoció ayer a este periódico que la transición propuesta por Stanley Ho "parece recomendable" antes de liberalizar un negocio que mueve enormes intereses, muchos de ellos difíciles de controlar.

El magnate Ho, uno de los hombres más ricos del mundo, posee el monopolio del juego desde 1962 a través de la Sociedad de Turismo y Diversiones de Macao (STDM). La empresa controla la concesión de los diez casinos, las loterías, las apuestas y una flota de jet-foils que conectan, todo el día, la vecina Hong Kong con Macao. Pero esta compañía es sólo una pequeña parte de su imperio. Sus empresas financieras, inmobiliarias y hoteleras tienen lucrativos negocios en China, Hong Kong, Estados Unidos, Filipinas, Canadá, Australia, Portugal y la propia España, donde posee un 25% de uno de los casinos de La Manga. "Eso no da nada", dice su jefa de gabinete en Macao, Julie Fernandes, que explica que "además, no puede comprar más de ese 25%".

En Portugal, Stanley Ho controla los casinos de Estoril y Póvoa de Varzim, y una participación en el Crédito Predial Portugués, ahora en manos del Banco Santander Central Hispano.

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