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El Koldo Mitxelena donostiarra repasa con frases, espejos y laberintos la vida y la obra de Borges

La literatura universal del siglo XX no puede entenderse sin la huella intelectual dejada por el escritor argentino Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1989; Ginebra, 1986), que cobra hoy actualidad en el centenario de su nacimiento. El centro cultural Koldo Mitxelena de San Sebastián se ha propuesto difundir con esta excusa la esencia de su prosa y de su personalidad literaria y aproximar al público al Borges hombre, con sus virtudes y contradicciones. Todo en una exposición que permanecerá abierta hasta el 29 de enero próximo en la Ganbara.

La puesta en escena de la muestra supone el primer encuentro del espectador con este escritor, autor de obras narrativas imprescindibles en la historia de la literatura como los relatos reunidos en El Aleph o Ficciones. El color amarillo que predomina en la sala, los espacios laberínticos, las piezas de ajedrez o los espejos dan una idea de sus juegos y obsesiones y las frases que los acompañan apuntan los pensamientos que mantenían su mente ocupada. "Los espejos y la cópula", dijo en una ocasión, "son abominables porque multiplican el número de los hombres". Frases como ésta pueblan la Ficción de Borges, el espacio en el que se ofrecen pinceladas del Borges hombre y pensador, paneles que recogen retazos de su biografía y en el que se ha dispuesto un espacio para sentarse a leer algunas de sus obras.

El instinto guía entre arbustos hacia el fondo de la Ganbara, en lo que puede entenderse como un guiño a El jardín de los senderos que se bifurcan, uno de sus relatos más conocidos. Y un apunte: "Usted no se perderá si en cada encrucijada del camino dobla a la izquierda". En este espacio se sitúa Borges y la Biblioteca de Babel, que recoge los 28 volúmenes de la citada colección -que lleva el título de otro de sus relatos más destacados- que coordinó el escritor por encargo del editor Franco María Ricci. El argentino seleccionó y prologó las creaciones de literatos como Kafka, Chesterton, Voltaire o Jack London y dio así más que pistas sobre sus preferencias. De hecho, con este espacio de la exposición se busca, según dijo ayer la directora guipuzcoana de Cultura, María Jesús Aranburu, "conocer y gozar la literatura de Borges mediante los prólogos y sus gustos literarios a través de los libros seleccionados por el autor".

La muestra refleja su prosa y personalidad, pero también los matices de sus pensamientos. El Koldo Mitxelena proyectará una serie de vídeos con el propósito de que el público no pierda "la voz candenciosa, las pausas, los titubeos que caracterizan al escritor argentino".

Conversaciones

Su palabra hablada, sus conversaciones con amigos, los detalles de las entrevistas que concedió tampoco se han dejado de lado. Un periódico ficticio de cuatro páginas recoge fragmentos de las tertulias de café. Habla de su vida, la literatura y afirma: "Imaginar un cuento es como entrever una isla. Veo las dos puntas, sé el principio y el fin. Lo que sucede entre ambos extremos tengo que ir inventándolo, descubriéndolo. Todo ese proceso me causa placer". Pero también recoge sus opiniones sobre cuestiones cotidianas. "El futbol", dijo, "me parece una forma de tedio (...), es un juego brutal que no requiere un coraje especial, porque no se juega la vida". Y lo apuntó un escritor en un país que se desvive en cada partido de Boca o River. El mismo que a los seis años, pese a que aprendió antes a leer en inglés que en español, proclamó: "Voy a ser escritor".

Borges, galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1961, se forjó una biografía como para crear una enciclopedia. Se dio a conocer como poeta con Fervor de Buenos Aires, ejerció como ensayista en Inquisiciones o Literaturas germánicas medievales y sus intereses abarcaron desde el tango a las sagas escandinavas pasando por Stevenson. De todo ello habló y escribió con acierto y en todo dejó su impronta. Y, sobre todo, reinventó el cuento en castellano.

La exposición se completa con las jornadas Un café con Borges, que organiza la Asociación de Comerciantes Catedral Centenario. Durante las seis semanas que dura la muestra diversas cafeterías y bares donostiarras acogerán actividades que acercan al escritor.

La primera propuesta se escenificó ayer en el Nido. Josu López y Esther Remiro, entre otros, participaron en un recital musicado por Pascal Gaine. Pero quedan iniciativas para largo. El 23 de diciembre el grupo Stay Blues ofrecerá el concierto Blues para Borges en el Azul Cristal y el 28, habrá charlas y tangos de la mano de la Asociación Cultural Arrabal y del dúo Famiplatz-tango en Udaberri-berri. El bar Iturrioz pondrá la nota gastronómica el 12 de enero con un menú borgiano.

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