Turquía exige participar en la toma de decisiones político-militares en la UE

Turquía pretende tener una "participación activa" en las decisiones sobre intervenciones político-militares que adopte en el futuro la UE. En caso de que sólo se le informe y se le invite a colaborar en operaciones ya decididas, "vería con malos ojos" el préstamo de armas e instalaciones de la Alianza Atlántica a la UE. Así insinuó un posible veto en la reunión de ministros de Exteriores de la OTAN el jefe de la diplomacia turca, Ismail Cem. Ankara se prevale de que los préstamos de material de la Alianza (aunque sean de material norteamericano) deberán acordarse por unanimidad.

La ministerial de Bruselas se desayunó con una fuerte crítica de Ankara a las decisiones de la cumbre de la Unión Europea (UE) en Helsinki sobre la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC). Paradójicamente, esa cumbre fue la que otorgó a este país el estatuto de candidato a integrarse en la Unión. Y ahora el candidato parece querer dictar su norma sobre una política estrictamente de la UE, que está en elaboración. Seguramente como palanca para acelerar su aproximación al club comunitario. ¿Legítima presión o vil chantaje? Se irá viendo.Una durísima carta de Cem dirigida al secretario general de la OTAN, lord Robertson, a la que tuvo acceso EL PAÍS, rezaba: "Las conclusiones de la presidencia de la cumbre de Helsinki han sido muy inferiores a nuestras expectativas, especialmente en cuanto a la participación ". "La UE todavía no ha sido capaz de responder constructivamente" a las decisiones de la cumbre de Washington, reitera Cem.

Contundencia diplomática

Los diplomáticos turcos aún fueron más contundentes verbalmente: "Si se nos impide una participación activa en la toma de decisiones de la UE, Turquía vería con malos ojos que la OTAN permitiese a la UE el uso de sus instalaciones y armamento para operaciones estrictamente europeas". Eso abortaría la incipiente PESC, porque Europa necesitará por largo tiempo usar medios de transporte aéreo y radares de la Alianza, más concretamente de Estados Unidos.

El asunto es la autonomía europea para construir su propia política de seguridad. Francia forcejeó ayer para que el comunicado excluyese las felicitaciones a la cumbre de Helsinki. Considera que las deseables buenas relaciones Unión-Alianza nunca deben dar paso a una vigilancia de la OTAN sobre la UE. Al final sólo se "tomó nota" de las conclusiones de Helsinki.

Si el asunto de fondo es la autonomía, el problema concreto es el grado de implicación de los países europeos de la Alianza que no forman parte de la UE (Turquía, Noruega, Islandia, Polonia, Hungría y República Checa) en las operaciones político-militares de la UE. Pues bien, los Quince están dispuestos a informarles, a dialogar, a invitarles a participar en las operaciones, pero no a darles voto en las instancias decisorias. La UE "decidirá autónomamente cuándo tiene que emprender una misión de mantenimiento de la paz; tomaremos la decisión y luego se les dará información, participación y cooperación plenas, pero no entrada en el proceso de adopción de decisiones", manifestó el secretario de Estado español Ramón de Miguel, explicitando la posición de muchos Gobiernos comunitarios.

Si el movimiento de ficha turco es un farol -más o menos apoyado por los otros cinco- o una actuación vicaria de Washington, se desconoce aún. El comunicado de ayer quedó finalmente en tablas. Sostiene que urge "encontrar soluciones que satisfagan a todos los aliados para la necesaria asociación de los aliados europeos que no sean miembros de la Unión Europea" a las "estructuras" de enlace, esto es, de "diálogo, consulta y cooperación" entre una y otra organización. Una salida ecléctica y transitoria para evitar mencionar la expresión "participación en la toma de decisiones".