El secreto de los datos impide evaluar la calidad de los hospitales
Informe sobre el sistema sanitario español
Las más importantes deficiencias del sistema sanitario español, del que la ciudadanía siente un alto grado de satisfacción, tienen que ver con la desinformación. Los usuarios creen que apenas se les informa, el Estado de las autonomías dificulta la recogida de datos y el secreto estadístico impide conocer la eficiencia de cada hospital. Son conclusiones del informe del Observatorio Europeo de Sistemas Sanitarios, presentado ayer en Madrid.
De poco le servirá a un ciudadano español que en el futuro el sistema sanitario le permita elegir hospital porque nadie le dirá cuál es el que más le conviene. Esta carencia informativa, que la investigadora Ana Rico califica como singular en el panorama internacional, no sólo impide conocer la eficiencia de cada hospital al ciudadano, sino también a los investigadores. "La Ley del Secreto Estadístico que rige en España impide conocer los indicadores de un hospital; datos tan básicos como su índice de mortalidad o su lista de espera", explica Ana Rico, que ha elaborado el informe español para el recientemente creado Observatorio Europeo sobre Sistemas Sanitarios. "Sin tener en la mano estos indicadores es imposible saber si un hospital con nueva forma de gestión, como Alcorcón, es más eficiente que otro".La información, según este informe, es el talón de Aquiles del sistema sanitario. El Estado de las autonomías dificulta enormemente obtener datos que son fundamentales para la política sanitaria de un país y la insatisfacción ciudadana respecto a la información que recibe es evidente. En una escala de 1 a 7, tal insatisfacción general está entre el 2,5 y el 3,5 entre las diversas autonomías, mientras que la satisfacción respecto a los servicios recibidos en atención primaria y especializada supera el 5.
La otra cara de la moneda es un sistema sanitario que se ha desarrollado muy rápidamente y con éxito en el que sólo el 10% de la población opta por un sistema privado. El grado de satisfacción de los ciudadanos ha pasado del 20% hasta el 50% entre 1991 y 1996 y, sobre todo, ha creado una espléndida red de atención primaria que en 1985 satisfacía al 50% de los ciudadanos y en 1996 recibió la aprobación del 80%.
Desequilibrio financiero
Aunque el sistema español no destaca por su inequidad, el estudio pone de manifiesto ciertas tendencias peligrosas derivadas de los datos financieros. La cada vez mayor desigualdad territorial es evidente. Y así, el informe destaca cómo el gasto de las sanidad pública per cápita está favoreciendo cada vez más a zonas como Cataluña y el País Vasco, en detrimento de otras menos desarrolladas, como Andalucía, o del territorio Insalud, que gestiona la cobertura sanitaria del 38% de la población española.
El Estado de las autonomías y las transferencias sanitarias han servido para acercar la gestión al ciudadano y para introducir novedosas fórmulas de gestión que sólo años después ha empezado a barajar la Administración central. Pero, por otro lado, ha supuesto una atomización que desvertebra el sistema sanitario. "La única información oficial que fluye sobre sistema español es la relativa a la financiación", dice Ana Rico, especialista en descentralización de sistemas sanitarios y federalismo. "El resto de los datos discurre sólo por canales informales".
En este sentido, el informe pone de manifiesto la importancia de reforzar el papel del Ministerio de Sanidad como "coordinador imparcial"; especialmente una vez culminado el proceso de transferencias, previsto para la próxima legislatura.
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