Lohengrin, el caballero del cisne, lleva su amor idealista a Sevilla

Lohengrin, el caballero que simboliza el amor más idealista en medio de un cenagal de traiciones y envidias, volverá a surcar las aguas del río Escalda en una barquilla llevada por un cisne. Lohengrin, la ópera de Richard Wagner, será representada mañana en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Esta ópera romántica volverá a subir al escenario del teatro sevillano los próximos días 14, 16 y 18.

Los dos protagonistas, el tenor finlandés Jyrki Niskanen (Lohengrin) y la soprano danesa Eva Johansson (Elsa de Brabante), presentaron ayer la obra en Sevilla junto al director musical, Marc Soustrot. El director de escena de la ópera, Luca Ronconi, pidió disculpas a los responsables del teatro por no poder estar en Sevilla. Su colaborador Ugo Tessitore estuvo en su lugar e intentó aclarar algunas de las claves de una ópera bajo la cual fluyen múltiples corrientes simbólicas.El montaje escénico de Lohengrin ha sido llevado a cabo por el Teatro del Maggio Musicale Fiorentino en coproducción con el Teatro Regio de Turín. El bajo Ronnie Johansen interpreta a Enrique, rey de los germanos, y el barítono Hartmut Welker encarna al conde Federico de Telramondo. La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, el Coro Filarmónico Eslovaco y la Banda de Música del Maestro Tejera de Sevilla ponen música y voz a este montaje.

Tessitore recalcó la base dual sobre la que se asienta la ópera. "Lohengrin es una obra en la que hay un contraste entre los mundos terrenal y extraterrenal. Y precisamente de ese contraste surge el drama", indicó. Tessitore explicó que para acentuar este contraste sólo Lohengrin sale a escena tal y como iba vestido cuando se estrenó la obra. El resto de los personajes actuarán ataviados con ropas contemporáneas.

Leyenda

Lohengrin es un héroe de las leyendas medievales alemanas. Es un caballero misterioso que, conducido por un cisne, acude en ayuda de la princesa Elsa de Brabante. El héroe se une a la princesa con una condición: nunca debe preguntarle por su origen. Cuando Elsa rompe este pacto, Lohengrin la abandona para siempre. Wagner (Leipzig, 1813-Venecia, 1883) utilizó esta leyenda con algunas variantes. El músico alemán estrenó esta ópera en tres actos en Weimar en 1850.

Jyrki Niskanen hizo un recorrido por distintos aspectos de la figura que interpreta. "Me siento muy estrechamente vinculado a Lohengrin. Wagner entendía el sentido del amor, que es lo principal en la vida. Lohengrin es para mí el símbolo del amor. Llega a la Tierra en un cisne maravilloso desde un mundo que se llama Amor y que está en otra dimensión. Al venir a este mundo terrenal, Lohengrin tiene el propósito de compartir con nosotros el sentido del amor", comentó. El tenor hizo hincapié en ese idealismo extremo que marca la personalidad de Lohengrin. El héroe es uno de los caballeros que custodian la copa del Grial, el cáliz usado por Jesús en su última cena y en el cual José de Arimatea recogió su sangre cuando fue crucificado. Lohengrin, hijo de Parsifal, vive en el castillo de Monsalvat junto a otros caballeros que custodian el cáliz sagrado. Los caballeros del Grial son invencibles cuando bajan al mundo en defensa de los débiles. Sin embargo, cuando revelan su identidad deben volver al lugar de donde vinieron.

Niskanen insistió en el carácter puro de Lohengrin frente a la malicia de los seres humanos: "Muy pronto la naturaleza humana se da cuenta de que no es capaz de aceptar a Lohengrin, de aceptar la presencia del amor puro... Lohengrin intenta compartir con los hombres este conocimiento del amor. Sin embargo, conforme avanza la ópera se pone de manifiesto el pensamiento maquiavélico de los humanos".

Eva Johansson puso un contrapunto socarrón a las palabras de su compañero al explicar la fuerte imbricación entre las óperas de Wagner y los cantantes escandinavos. "Los nórdicos estamos hechos para Wagner. Somos altos, corpulentos... Para interpretar la música de Wagner se necesita un físico fuerte porque hay que aguantar cinco horas de pie", dijo Johansson.