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Se cambian armas por empleos

¿Cómo se convence a un joven de 18 años, guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), para que deje de matar y secuestrar, si sembrando el pánico entre la población civil gana 140.000 pesetas al mes, el sueldo de un catedrático de universidad en su país?Esta pregunta percute quizás cada mañana las sienes de los miembros del Gobierno colombiano. Y también las de los miembros del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada, que desde hace un año ayudan a las autoridades sudamericanas en la difícil tarea de la reinserción social de los miles de guerrilleros de las facciones paramilitares.

Mario López es pazólogo, neologismo que identifica a los expertos en el estudio y solución de conflictos políticos y militares de todo el mundo. El Gobierno de Colombia, como ya hiciera con el escritor Gabriel García Márquez, le pidió a él y a sus compañeros del instituto universitario granadino que actuara como mediador legitimado en la negociación con las guerrillas.

En septiembre de 1998, tres profesores granadinos se entrevistaron con los ex líderes de las guerrillas M19 y Quintín Lame. Estas facciones abandonaron las armas en la década de los ochenta y el Gobierno desea que sus dirigentes le ayuden a negociar con las guerrillas activas: las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

"Nuestra función, desde hace un año, es formar a los antiguos jefes del M19 y Quintín Lame para, que a su vez, formen a otros líderes y éstos a los guerrilleros que desean reinsertarse", explica López la cadena educativa.

Por las aulas de Granada del Instituto de la Paz y los Conflictos han pasado ex líderes de la guerrilla convertidos hoy en senadores, diputados y redactores de la Constitución colombiana de 1991, como Otty Patiño y Vera Grave.

Tras su periodo de aprendizaje en Granada sobre solución de conflictos bélicos, han difundido sus conocimientos entre alcaldes, concejales y líderes locales colombianos. El Instituto les ha facilitado su labor enviándoles, a través de Internet, bibliografía y documentación para preparar los cursos.

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Los destinatarios últimos de la información son los 6.000 antiguos guerrilleros del M19 y Quintín Lame. "Les explicamos cómo pasar de la vida militar a la civil. Además, el Gobierno colombiano ha creado para ellos becas universitarias y de formación profesional. Pueden aprender un oficio o autoemplearse, por ejemplo, como transportistas o taxistas", explica López.

Más dificultades plantea aplicar estos conocimientos a la posible reinserción de los 30.000 miembros de las FARC, el ELN y los grupos de autodefensa. El Gobierno de Colombia se encuentra en plena negociación con estas facciones. "Pero el abandono de las armas por parte de los guerrilleros se ve dificultada por los notables ingresos económicos que asegura su militancia", señala el subdirector del Instituto de la Paz y los Conflictos.

Además, la incorporación de los hombres del M19 a la actividad civil fue facilitada por un cierto nivel educativo. Los componentes de las FARC y el ELN, sin embargo, son jóvenes campesinos con mínimos niveles de instrucción.

En el supuesto caso de que las FARC y el ELN abandonen la lucha armada, sus dirigentes consideran que existen escasas salidas laborales para los ex guerrilleros. Por ello, han llegado a proponer su integración como soldados las fuerzas armadas del Estado.

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