La violencia impera en Kosovo seis meses después del fin de la guerra
La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) presentó ayer en Pristina, capital de Kosovo, el informe más extenso (900 páginas) y sistemático sobre los derechos humanos en Kosovo: un catálogo del terror, ilustrado mediante testimonios de las víctimas. Una de las conclusiones es que la violencia que ha asolado Kosovo ha sido organizada: la serbia, antes de la firma de la paz, el pasado mes de junio, y la venganza albanesa, desde entonces.
El primer tomo, que contiene un análisis de los derechos humanos en Kosovo entre octubre de 1998 y junio de 1999, se basa en entrevistas con unas 2.800 víctimas y otros testigos, realizadas en los campos de refugiados de Albania y Macedonia durante los ataques aéreos de la OTAN contra Yugoslavia. Al examinar las acciones violentas de ambas partes del conflicto armado, los analistas dan por seguro que no había equilibrio de fuerzas: la población albanokosovar sufrió desde un principio muchísimas más injusticias.Por otro lado, y al contrario de muchas otras declaraciones oficiales, la OSCE asegura que "las ejecuciones arbitrarias [de los serbios] se transformaron en un fenómeno generalizado al comenzar la ofensiva aérea de la OTAN contra la República Federal de Yugoslavia en la noche del 24 al 25 de marzo [de 1999]".
Los expertos constataron que los albaneses más activos en la vida política y social de Kosovo fueron los primeros perseguidos. Cuando venció el ultimátum que dio luz verde al bombardeo de la OTAN y se retiró la misión de la OSCE de Kosovo fueron expulsados o asesinados varios albanokosovares que habían trabajado para la organización internacional.
"Entre los aspectos más atroces del conflicto se encuentran los asesinatos de niños cometidos por las Fuerzas Armadas [yugoslavas]", dice el informe, en el que aparecen varios testimonios, como el que habla de una madre que iba a pie con su hijo y "fue detenida por tres hombres que parecían paramilitares serbios; llevaban máscaras...; le dijeron que si quería salvar a su hijo tendría que venir el marido; luego le arrebataron al niño [de cinco o seis años] y un hombre le dijo al otro: "¿Por qué hablas tanto? Mátalo". En ese instante, le cortaron el cuello y decapitaron al niño". Una mujer de 22 años que quiso oponer resistencia al ser "atacada por un paramilitar que la codiciaba fue asesinada de inmediato de un disparo en la cabeza ante los ojos de su suegro y su cuñado...". Los expertos en derechos humanos consideran que "gran parte de la violencia que sufrieron las mujeres parecía estar dirigida contra su sexo, de tal forma que también se entendiera como una humillación contra toda la sociedad albanesa".
Entre las víctimas más débiles, el análisis hace referencia a los ancianos que no consiguieron huir. "Los ancianos no se salvaban de las masacres...; se tomó nota de varios ancianos y minusválidos que eran asesinados a balazos y luego quemados vivos en sus casas...". Pero los más amenazados eran los hombres jóvenes. Bajo sospecha de ser miembros del Ejército de Liberación de Kosovo fueron los más expuestos a la represión.
Venganza organizada
La segunda parte del informe observa el periodo entre el 14 de junio y el 31 de octubre, en que más de 800.000 refugiados albaneses regresaron a Kosovo bajo protección de las tropas multinacionales de la Kfor. En esta fase se constata que la venganza de los albanokosovares es el motivo principal de violaciones de derechos humanos de que son víctimas no sólo los serbios de Kosovo, sino también gitanos y otras minorías.
En vista de la impunidad que gozan estos crímenes, de la ausencia de oposición política y de libertad de opinión, los expertos de la OSCE instan a aumentar el contingente de policía y expertos judiciales internacionales. Daan Everts, jefe de la misión de la OSCE en Kosovo, pidió ayer en Pristina a los líderes albanokosovares que "rompan el ciclo de violencia" y señaló que "hay claros indicios" de que la venganza contra los serbios ha sido "organizada".
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