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Rodrigo Rey Rosa novela el hechizo de Tánger en "La orilla africana"

El autor vivió siete años en la ciudad marroquí

Rodrigo Rey Rosa (Guatemala, 1958) acaba de publicar La orilla africana (Seix Barral), una novela en la que los protagonistas son un marroquí y un colombiano que se mueven por Tánger con una enigmática lechuza al fondo. "He vivido en Tánger y llevo casi 20 años visitándola de manera continuada", comenta Rey Rosa, "pero hasta este libro no tuve la necesidad de escribir sobre ella".

El guatemalteco atribuye esa falta de necesidad hasta ahora de escribir sobre Tánger al hecho de que nota que la ciudad "ha cambiado mucho en los últimos años y ya no se respira el aire mítico de los años cincuenta o sesenta".El escritor y académico Pere Gimferrer, en el prólogo de la obra, destaca la "diafanidad" y el "carácter enigmático" de la novela, para concluir que "el hechizo de La orilla africana parece propio de la poesía" y enlaza con relatos orientales, como Las mil y una noches. Rey Rosa, sin embargo, explica que "el lenguaje y la forma del libro se fueron imponiendo por la historia que quería explicar; no es nada premeditado. Además, creo que el formalismo europeo también tiende a ese modo de narrar oriental, ¿no?"

Rey Rosa ha publicado ya varios libros de narraciones, algunos de los cuales fueron traducidos al inglés por el recientemente fallecido Paul Bowles. "Éramos amigos", explica Rey Rosa, "y puedo decir que mantuvo la cabeza clara y el humor hasta el final. No me orientaba nunca, ya que no quería que le enseñara mis escritos hasta que estuvieran acabados, pero era una influencia positiva para mí".

La primera vez que Rey Rosa llegó a Tánger, en 1980, lo hizo "por azar", según él. "Me interesaba el norte de África por las drogas y viví unos siete años en Tánger, además de pasar largas temporadas allí. Antes había una imagen romántica de Tánger, y había rastros de un cultura hippy, psicodélica, que creo que ya se ha desvanecido. Por eso he querido escribir ahora sobre Tánger", dice el autor.

El kif, una droga considerada "benévola" por Rey Rosa, hace su aparición en el libro. "Sólo lo fuman los viejos, los jóvenes prefieren el hachís", afirma el escritor, "pero yo creo que el kif es una droga estimulante. No la fumo antes de ponerme a escribir, pero sí cuando ya tengo la escritura avanzada, para entrar mejor en este mundo literario".

Un tema de fondo que aparece en La orilla africana, apenas esbozado, es el de los marroquíes que sueñan con cruzar el Estrecho para ir a trabajar a Europa. "Ellos saben que va a ser duro", admite Rey Rosa, "pero las posibilidades de cambiar de nivel económico de un joven de Tánger son casi nulas. Por eso muchos sueñan con ir a Europa. Saben que no es la tierra prometida, pero allí al menos van a poder luchar. En Marruecos no pueden".

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