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FRACASO DE LA CUMBRE DE SEATTLE

Varios delegados consideran el fiasco una afrenta a Estados Unidos

Los 135 países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) tendrán que digerir la crisis antes de reanudar en Ginebra el trabajo no concluido en Seattle, a pesar de seguir divididos tanto en el método como en el contenido. La conferencia ministerial concluyó en la ciudad estadounidense con un espectacular fracaso, considerado por muchos de los delegados como una afrenta a Estados Unidos y a los partidarios de la globalización.Los norteamericanos, que presidían los trabajos en calidad de país anfitrión, fueron duramente criticados por su intransigencia y la manera de llevar la reunión, sobre todo por los países en vías de desarrollo.

Por ejemplo, el ministro senegalés de Comercio, Sall Jalifa Abakar, se quejó de la actitud "bastante molesta" de la representante norteamericana para el Comercio, Charlene Barschefsky, que presidía los trabajos.

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Marginados

Desde el comienzo de la conferencia, las naciones menos desarrolladas se sintieron marginadas en la negociación, explicó, expresando una sensación generalizada. Una gran parte de áfrica, el Caribe anglófono y algunos países de América Latina, protestaron enérgicamente contra esta "marginación" y amenazaron con no unirse al consenso por el cual se toman las decisiones en la OMC.

El resentimiento de los países más pobres hacia Estados Unidos se vio incluso reforzado por su insistencia en querer vincular el comercio y las normas fundamentales del trabajo (derechos sindicales, salario mínimo o trabajo de los niños), así como la protección del medio ambiente, a los mecanismos de la OMC.

Las naciones menos desarrolladas se declaran firmemente opuestas a tal proposición, que es para ellas una forma disfrazada de proteccionismo de los países industrializados para privarlos de una de las pocas ventajas competitivas que tienen: sus bajos salarios.

En este estado de cosas, el viernes imperaba una impresión de desbandada en el centro de la conferencia, cuando se hizo realidad el fiasco que se presentía. Tras cuatro días de trabajos, la amargura y la tensión crispaban los rostros de los dos principales negociadores: Barshefsky, y el comisario europeo para el comercio, Pascal Lamy.

La próxima cita está fijada en Ginebra, donde la OMC tiene su sede, en una reunión en enero a nivel de embajadores. Desde el año próximo, se abrirán negociaciones sobre los servicios y la agricultura, lo que ya preveían los acuerdos de la Ronda Uruguay de 1994.

No obstante, no será una nueva ronda, ya que no habrá nuevos temas que negociar. A pesar de todas las críticias, el director general de la organización, Mike Moore, afirmó que la tarea realizada en Seattle "no será vana".

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