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GUERRA EN EL CÁUCASO

Soldados rusos ametrallan a 40 refugiados que huían de los bombardeos en Chechenia

Cuarenta refugiados que huían de los intensos bombardeos rusos en Chechenia perecieron ayer cuando soldados federales ametrallaron la caravana de vehículos en que viajaban. La nueva tragedia ocurrió a la salida de Goiti, una aldea situada a pocos kilómetros al sur de Grozni, la capital rebelde sobre la que desde hace días llueven las bombas y los misiles rusos. La caravana estaba compuesta por seis coches y un autobús. Sólo siete personas lograron quedar con vida después de que los militares abrieran un nutrido fuego con ametralladoras y fusiles automáticos contra los refugiados que habían salido de Grozni.

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Según una de las sobrevivientes, Taísa Aidomírova, los soldados pertenecían a un destacamento de fuerzas especiales y llevaban máscaras. Como resultado del ataque, varias balas dieron en el depósito de combustible del autobús, que quedó completamente carbonizado; también fueron inutilizados otros cuatro coches.Aparentemente, los soldados rusos confundieron a los refugiados con un grupo de guerrilleros que huía hacia las montañas del sur, ya que después de la masacre, los militares se acercaron y prestaron primeros auxilios a los heridos: los vendaron, les pusieron inyecciones analgésicas y permitieron evacuarlos en un coche.

El todorreno ruso Niva que llevaba a los sobrevivientes fue el único automóvil al que se permitió pasar por Kavkaz-1, el principal puesto de control en la frontera con la vecina Ingushetia. Entre ellos había una mujer gravemente herida, que fue hospitalizada en el pueblo ingushetio de Sleptsópskaya.

Fronteras cerradas

Los puestos de control fronterizos de Kavkaz-1 y Adler-20 permanecieron cerrados ayer. El coronel Anatoli Jruliov, jefe del primero de los puestos, explicó que ello se debía a que la electricidad no llega con la fuerza suficiente para permitir que funcionen los ordenadores donde se registran los nombres de todos los refugiados que pasan a Ingushetia.

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Esta pequeña república de la Federación Rusa prácticamente ha doblado su población a causa de la nueva guerra: antes de que los rusos se lanzaran a la reconquista de Chechenia, tenía cerca de 240.000 habitantes, y ya han acogido a 230.000 refugiados que han huido de los bombardeos indiscriminados.

"Durísimas condiciones"

Álvaro Gil-Robles, comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, pudo constatar esta semana que los refugiados viven en "durísimas condiciones". Después de visitar varias zonas del Cáucaso del Norte, Gil-Robles dijo anteayer en Moscú que se había llevado una impresión "muy penosa" al ver cómo malviven las personas que han huido de los desproporcionados bombardeos rusos.

Tragedias como la de ayer pueden volver a repetirse en cualquier momento, ya que los rusos disparan sobre todo vehículo que se mueve por los destrozados caminos de Chechenia.

A finales de octubre, aviones rusos bombardearon una caravana con refugiados, ignorando el emblema de la Cruz Roja que llevaba claramente dibujado en el techo uno de los vehículos. En aquella ocasión murieron cerca de medio centenar de personas y varias decenas resultaron heridas.

La caída de Argún abre la puerta de Grozni a las tropas rusas

Argún, la última ciudad chechena que impedía que las tropas rusas llegaran a Grozni por el este, cayó ayer en manos de las fuerzas federales. Los guerrilleros abandonaron Argún "por razones tácticas" y para evitar pérdidas mayores después de haber resistido durante varios días los ataques rusos, según explicó ayer el comandante checheno Aslambek Ismaílov, consejero del presidente independentista Aslán Masjádov.A pesar de que los rebeldes aseguran haber dejado Argún, los soldados del general ruso Guennadi Tróshev, comandante del frente Este, no han entrado en la ciudad y se han limitado a bloquearla completamente. La "limpieza" o "peinado" de eventuales bolsas de resistencia la realizarán las tropas del Ministerio del Interior, que llegan después de que las del Ministerio de Defensa han cumplido la principal tarea de obligar a los guerrilleros a irse de los poblados.

No sólo en el frente oriental los militares rusos cantaron victoria ayer. También cayó la aldea de Alján-Yurt, situada al suroeste de Grozni. Por cierto, el general Vladímir Shamánov, comandante del frente occidental, desmintió que hubiera sufrido un ataque al corazón: dijo estar simplemente resfriado y preparado para reasumir el mando de sus tropas en los próximos días. Shamánov fue internado anteayer en un hospital de Vladikavkaz, capital de Osetia del Norte. Los médicos, por su parte, diagnosticaron que Shamánov había sufrido una crisis de baja presión arterial y que sufre de agotamiento.

Feroz resistencia

A pesar de la feroz resistencia que han opuesto los guerrilleros en Argún y Urús Martán, ciudad que el alto mando ruso piensa tener completamente bloqueada "en los próximos días", el Kremlin oficialmente reconoce muy pocas bajas en los últimos enfrentamientos. Así, Valeri Manílov, vicejefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas, asegura que el jueves y el viernes perdieron sólo ocho hombres: cuatro en los combates de Argún, y otros tantos en Urús Martán. Sin embargo, la Agencia de Noticias Militares, basándose en declaraciones de oficiales rusos, informó el jueves de que en esa última ciudad habían perecido entre 35 y 50 soldados.

Alí Dudárov, viceministro del Interior de Ingushetia, dijo que oficiales rusos le habían dicho que 200 soldados habían muerto en los alrededores de Urús Martán y que otros 50, que habían caído prisioneros, fueron degollados por los chechenos. Manílov desmintió estas informaciones y dijo que los que habían perdido 200 hombres, como mínimo, habían sido los guerrilleros.

Aunque es imposible confirmar las cifras de ambos bandos, los observadores son prácticamente unánimes al concluir que el Kremlin oculta el verdadero número de bajas que está teniendo en los últimos días.

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