Jungla y poesía
Yo encuentro esta obra un poco confusa. Quizá el confuso sea yo. Es lírica y coreográfica. Un homenaje a Shakespeare: pasajes de su obra, o sombras de sus personajes, o ecos de sus palabras, aparecen en esta paráfrasis. En un principio cuenta los desastres de la guerra: puede ser que desde las más antiguas, sin distinción. Esta jungla que se cierra en el escenario pueden ser los árboles que avanzan sobre Macbeth. Pero puede ser Cuba.A pesar de tanto espesor de palabra y de movimientos, el espectador tiende a buscar una realidad, y si se habla de junglas y aparecen cocos y se supone una playa y se habla del Comandante, uno piensa en Guevara; y cuando al final se proclama que el Comandante no existe, otros más metafísicos pensarán que el Comandante es Dios.
Los malditos
De Raúl Hernández Garrido, música de José Manuel Mañanas. Escenografía y vestuario, Elisa Sanz. Intérpretes, Paco Obregón, Fernando Romo, Juan Matute, Isaac Cuende, Sardo Irisarri, Ángel Sardá, Lidia Palazuelos. Iluminación, Miguel Ángel Camacho. Dirección, Guillermo Heras. Festival de Otoño. Sala Cuarta Pared.
Abundancia gestual
El director Guillermo Herás, que tantas veces ha contribuido a la confusión de los espectadores, mantiene sus opciones de un teatro antiguo en forma de obra abierta, capaz de ser interpretada, y de añadir luces y sombras y movimientos de baile y una abundancia gestual mientras coloca las voces en tono de declamación, quizá interpretando más de lo debido las alusiones del autor al teatro gritado de otra forma; o quizá por propia decisión.
De esta forma, en los actores (Paco Obregón, Fernando Romo, Juan Matute, Isaac Cuende, Sardo Irisarri y Ángel Sardá) y en la actriz (Lidia Palazuelos) se notan buenos apuntes de lo que pueden ser, de lo que probablemente son ya, y en el autor, una escritura también joven que permite esperar mucho más de ella.
Babelia
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