La superioridad del exilio cultural cerró los ojos a los cambios en España, dice Sánchez Vázquez
España se convirtió, sin duda, en un erial cultural en los años posteriores a la guerra civil. Pero esa consciencia de superioridad cultural "plenamente justificada" de los exiliados derivó en un ceguera ante la realidad de la España de los años cincuenta que se convirtió en ocasiones en "reprobación de toda colaboración en las publicaciones del interior". A todo esto se refirió ayer el filósofo exiliado en México Adolfo Sánchez Vázquez en la apertura del congreso El exilio cultural de 1939 que, organizado por el programa Cinc Segles de la Universidad de Valencia, reúne a decenas de especialistas.
Sánchez Vázquez, de 84 años, uno de los más relevantes intelectuales del exilio y de la filosofía marxista, explicó que "la idea negativa de la España franquista", aun correspondiéndose a la realidad" adoleció a veces de ser "estática" para los desterrados republicanos, que no aquilataban los cambios iniciados en los cincuenta. Al final se impuso la necesidad de la acción política. Pero los partidos republicanos del exilio creían ilusoriamente que el intervencionismo exterior devolvería la democracia a España, añadió el filósofo. Mientras, los exiliados fueron reconociendo el creciemiento cultural interior que en el campo de la poesía llevaba el nombre de Blas de Otero, José Hierro y Gabriel Celaya, entre otros, aunque no siempre se franqueó la muralla. No obstante, el reconocimiento mutuo entre los exiliados (que Sánchez Vázquez calificó de transterrados por el grado de integración en el país hispanoamericano) fue llegando. El rector de la Universidad, Pedro Ruiz, por su parte, recordó el traumático exilio cultural valenciano en la inauguración del congreso que finaliza el sábado. El estudioso y director del IVAM, Juan Manuel Bonet, señaló que "el exilio y la distancia ya eran habituales en la condición plástica española antes de 1939", en un fenómeno vinculado a la pérdida en el siglo XIX del papel central de España en la historia de la pintura. Bonet destacó la dimensión parisina y latinoamericana de las artes plásticas españolas. En este caso, relató la labor desarrollada por los artistas españoles exiliados en los distintos países y el diálogo, anterior a la guerra civil, si bien menor que en la poesía, entre éstos y los latinoamericanos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.