ETA anuncia que sus 'comandos' volverán a coger las armas a partir del viernes
Aznar afirma que la banda se equivoca, y Arzalluz acusa a los terroristas de mentir
Después de 14 meses y 16 días sin coger las armas, ETA anunció ayer que a partir del 3 de diciembre, el próximo viernes, sus comandos volverán a tomar las armas, poniendo fin así a la tregua más larga y de mayor calado de su historia. La ruptura, que ha sorprendido en todos los medios políticos, ha desencadenado una conmoción social, sobre todo en el País Vasco, donde existía una opinión muy extendida de que la paz acabaría consolidándose como definitiva. En su comunicado, ETA atribuye la ruptura al incumplimiento por parte del PNV y EA de los compromisos que ambas fuerzas alcanzaron con la banda en agosto de 1998, previos al anuncio del alto el fuego, que entró en vigor el 18 de septiembre de aquel año. El líder de los peneuvistas, Xabier Arzalluz, desmintió ayer en Sukarrieta (Vizcaya) este extremo con duras palabras hacia ETA. Y el presidente del Gobierno central, José María Aznar, recordó, con una declaración institucional leída en La Moncloa, que él mismo había tomado la iniciativa de dialogar tanto con EH como con ETA y que ambas organizaciones rompieron los contactos unilateralmente. "ETA se equivoca", dijo el presidente, quien añadió que hará todo lo posible por lograr la paz.La banda terrorista justifica sus previsibles nuevos atentados porque el PNV y EA han incumplido el compromiso de avanzar hacia una "institución única y soberana para toda Euskal Herria", que abarcaría a la Comunidad Autónoma Vasca, Navarra y el País Vasco francés. También achaca a estos dos partidos nacionalistas haber incumplido el compromiso de romper sus relaciones con las instituciones y los partidos españoles. Mientras EH anunciaba recientemente que no se presentará a las próximas elecciones generales, tanto el PNV como EA rechazaban la idea de imitar tal iniciativa. El reproche de la banda sigue la pauta del comunicado del 16 de septiembre de 1998, el del anuncio de la tregua, en el que ETA ya centraba sus aspiraciones en el avance conjunto de los partidos nacionalistas hacia la soberanía de Euskadi.
A los Gobiernos español y francés, en un plano más secundario, ETA les responsabiliza de la "reacción represiva, detenciones y torturas, y del asesinato del burukide [dirigente] Ttotto", en referencia al etarra José Luis Geresta, que apareció muerto en Rentería (Guipúzcoa) la pasada primavera -la autopsia apunta al suicidio-, y, presumiblemente, a las detenciones en pleno proceso de paz de la interlocutora etarra Belén González Peñalba y de José Javier Arizkuren, Kantauri. Penalba intervino el 19 de mayo en Zúrich (Suiza) en el único contacto directo que La Moncloa ha mantenido con la banda.
En su comunicado, ETA marca dos etapas distintas en el proceso abierto tras la tregua. Dice que en los cuatro primeros meses, hasta febrero, los partidos nacionalistas avanzaron en la creación de la "institución única y soberana para Euskal Herria", con la constitución de la Asamblea de Municipios Vascos: Udalbiltza. A partir de ahí, el proceso se empieza a "pudrir" por "la presión ejercida por España y Francia sobre el PNV y EA". La banda atribuye la parálisis del proceso soberanista que había diseñado a la estrategia partidista de los nacionalistas, que tras el auge de EH en las elecciones autonómicas de octubre de 1998 pusieron la vista en los comicios municipales de junio de este año y se desinteresaron del llamado "proceso de construcción nacional". ETA ya expresó este malestar en sendos comunicados publicados en agosto, dirigidos al Gobierno y a los nacionalistas. Este cambio de inflexión coincidió también con la salida de la cárcel de los miembros de la anterior dirección de HB.
ETA explica ahora que este mismo verano propuso, en un encuentro con representantes del PNV y EA, una nueva oferta para relanzar el proceso de paz: que los ciudadanos de la Comunidad Autónoma Vasca, de Navarra y del País Vasco francés votasen un Parlamento constitucional soberano en una circunscripción única. "Ni PNV ni EA han dado respuesta concreta todavía", reprocha la banda a ambos partidos. Desde entonces, los contactos entre los peneuvistas y la banda quedaron rotos.
El comunicado de ETA deja en segundo plano la responsabilidad del Gobierno central en la ruptura de la tregua. Es más, ni siquiera hace referencia a la última carta enviada por el Ejecutivo, en la que éste rechazaba tres de los cuatro puntos que ETA proponía para proseguir el diálogo roto en julio: retirada de las Fuerzas de Seguridad del Estado de Euskadi; reconocimiento del ámbito vasco de decisión y una nueva interlocución integrada por tres presos de la banda, Kantauri; José Antonio López Kubati y José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera.
El presidente del PNV reconoció ayer que la ruptura de la tregua le ha cogido por sorpresa, y negó, en contra de lo que sostiene ETA,que tanto su partido como EA llegaran a suscribir el compromiso del verano de 1998. "ETA miente", dijo rotundamente el líder nacionalista.
Arzalluz reveló que a aquel texto, que planteaba la creación de una "institución única y soberana", el PNV le introdujo anotaciones al dorso en las que establecía "requisitos y plazos" a un objetivo que los peneuvistas plantean a largo plazo. Añadió que su partido comunicó entonces a ETA que el problema "son los modos y los tiempos en llegar a esa meta". También le dijo que "cada paso se daría de común acuerdo".
Respecto a la nueva oferta que ETA presentó a los partidos nacionalistas en agosto de este año, consistente en votar un Parlamento soberano y de circunscripción única para Euskal Herria, Arzalluz replicó que el portavoz del PNV, Joseba Egibar, contestó a los etarras que era una idea "estrambótica".
En consecuencia, tanto Arzalluz como el lehendakari, Juan José Ibarretxe, que ayer leyó una declaración institucional en el palacio de Ajuria Enea antes de que José María Aznar leyese la del Gobierno central en La Moncloa, pusieron el acento en responsabilizar a ETA de esta ruptura. "ETA ha jugado sucio y no lo esperábamos", dijo expresivamente Arzalluz.
Aznar leyó la declaración tras mantener una reunión en La Moncloa con sus principales colaboradores en esta materia: el ministro del Interior, Jaime Mayor; el secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos, y el secretario de Seguridad, Ricardo Martí Fluxà (ambos interlocutores del Gobierno en la reunión celebrada en Zúrich), y con el ministro Josep Piqué. ETA se limita a reprochar a La Moncloa que ha seguido ejerciendo la represión contra la banda durante todos estos meses, y no alude para nada al reproche de "electoralismo" que había dirigido al Gobierno en julio para excusar la suspensión de contactos.
El presidente del Ejecutivo respondió con una declaración sobria, en la que dejó claro que la única responsabilidad de la ruptura es de la banda. Aznar trató de salir al paso de las críticas de "inmovilismo" que ha recibido del PNV y recordó las iniciativas que ha adoptado desde la declaración de la tregua: diálogo con todos los partidos, diálogo con ETA y EH, acercamiento de presos, regreso de los exiliados y ley de solidaridad con las víctimas.
Insistió en que pretendió que los contactos con EH y ETA hubieran redundado en una solución para los presos y exiliados a cambio del cese definitivo de la violencia, pero sin desbordar la Constitución y el Estatuto de Gernika. Aclaró también que tanto EH, en diciembre, como ETA, en julio, suspendieron los contactos con La Moncloa. Y confirmó su compromiso de seguir trabajando por la paz.
Al Ejecutivo, como a todos los partidos democráticos, le ha cogido por sorpresa la ruptura de la tregua. Aznar, el mismo sábado, decía que estaba a la espera de que ETA respondiera a la carta enviada por su Ejecutivo hace tres semanas. Ese mismo día, el líder del PSOE, Joaquín Almunia, pedía un acercamiento de presos de la banda a cárceles de Euskadi. Y el portavoz del PNV, Joseba Egibar, decía que EH había dado un "paso determinante" contra la kale borroka [lucha callejera]. Incluso el miembro de la Mesa Nacional de HB Jon Idigoras percibía en ETA un "replanteamiento claro" al entender que "con la lucha armada no es posible derrotar al Estado".
En cualquier caso, en las últimas semanas en La Moncloa no se descartaba nada. El ministro del Interior, Jaime Mayor, ya había alertado de que, una vez que ETA comprobó, en mayo, que el Gobierno no iba a ceder en el reconocimiento del "ámbito vasco de decisión", optó por suspender los contactos, con lo que a partir de ahí podía pasar cualquier cosa.
El robo de la troqueladora
Los timbres de alarma empezaron a sonar en septiembre, cuando un comando de ETA robó en Bretaña (Francia) ocho toneladas de dinamita. El posterior robo de una máquina troqueladora en Eibar (Guipúzcoa) aumentó los temores del Gobierno. No obstante, la creencia general era que ETA esperaría, al menos, a la celebración de las asambleas del PNV y de HB, que culminarán en enero, antes de adoptar una decisión como ésta. De ahí la sorpresa general.ETA señala también que, pese a la tregua, deben continuar su actividad tanto el Pacto de Lizarra como la Asamblea de Municipios Vascos (Udalbiltza), nacidas al hilo del alto el fuego. Cree, en este sentido, que ambas iniciativas "han tenido notables virtudes".
La pelota pasa ahora al tejado del PNV y EA, que, con el nuevo panorama, tendrán que decidir si continúan con esta apuesta o se deciden por otra. El lehendakari, Juan José Ibarretxe, en su declaración institucional, dirigió un guiño a EH para que persista en su compromiso de apoyo al Gobierno vasco y se desmarque de ETA si la banda consuma su amenaza. EH dará a conocer hoy su postura.
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