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Los obispos afirman que el "enriquecimiento espectacular" ofende a los trabajadores

La diócesis de Bilbao compara "los "pelotazos" de hoy" con "las corruptelas de ayer"

La Conferencia Episcopal Española empezó ayer su última asamblea plenaria del año con una severa mirada hacia los dineros del César. Minutos antes de que el cardenal Antonio María Rouco reclamase a la "comunidad política" que cumpla con sus obligaciones en "defensa del bien común y de la solidaridad con los más pobres", el portavoz de los obispos, Juan José Asenjo, leyó una dura diatriba contra "el enriquecimiento súbito y espectacular, no fruto del esfuerzo, sino de una información privilegiada". El PP reaccionó con resignación.

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La declaración del portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE) era un directo en la cara de los directivos de Telefónica que, en las últimas semanas, han ganado decenas de miles de millones en la Bolsa o mediante las opciones de compra de acciones. El obispo Asenjo apeló también al Gobierno, al que reclamó medidas para "evitar estos excesos".El portavoz parlamentario del PP, Luis de Grandes, poco más tarde, asumió como "lícito" que la Conferencia Episcopal haga esas consideraciones éticas y morales, pero replicó que no es su papel pedir regulaciones legales. "En este país nos bastamos y sobramos los partidos políticos para canalizar democráticamente los sentimientos y aspiraciones de los españoles".

El portavoz de los obispos habló con los periodistas 15 minutos antes de la asamblea de la CEE. Haciendo gala de gran memoria, Asenjo relató el denso programa que va a desarrollar la Conferencia hasta el viernes, pero recurrió a un papel cuando se le preguntó si compartía las críticas del cardenal de Barcelona, Ricard Maria Carles, y del obispado de Bilbao contra "los pelotazos financieros de hoy", expresión contenida en el comunicado de la Delegación de Pastoral Social de la diócesis de Bilbao.

El cardenal de Barcelona había calificado de "escandalosa" la operación de los directivos de Telefónica. "Es escandaloso que algunos, sin moverse de sus casas, tengan esas ganancias" dijo.

Maniobras especulativas

El portavoz de la CEE está de acuerdo con sus colegas. "El enriquecimiento súbito y espectacular que han generado las opciones sobre acciones es legal, pero no es moral ni ético. Es una ofensa a tantos trabajadores que reciben su salario, a veces escaso, de su trabajo honrado y honesto", dijo, antes de señalar que "el trabajo y el esfuerzo deberían ser la fuente normal de los ingresos de una persona y de una familia, y no más bien una información privilegiada, o determinadas actividades o maniobras especulativas".Asenjo apeló también a los más pobres, como más tarde el cardenal Rouco, para afear el comportamiento de los directivos de Telefónica, poniendo por testigos de la ofensa "a los 8 millones de pobres que hay en España, de los cuales 6 millones tienen unos ingresos inferiores a las 40.000 pesetas mensuales y 2 millones no superan las 22.000 pesetas al mes". "Hay 300.000 españoles, los sin techo, que carecen de un hogar", remachó.

Antes de estas críticas, el portavoz de la CEE había advertido de que no es la primera vez que la Iglesia católica española levanta su voz contra los enriquecimientos escandalosos, leyendo una resolución de 1990 en la que la Conferencia Episcopal alertaba sobre " la desmesurada exaltación del dinero". "El ideal de muchos parece no ser otro que el de hacerse ricos en muy poco tiempo, sin ahorrar medios para conseguirlo, sin atender otros valores, sobre todo los aspectos éticos de la actividad económica", dijo hace nueve años la CEE. Pero Asenjo volvió a los escándalos de ahora para pedir una normativa fiscal que "impida estos excesos".

La dureza dialéctica del portavoz de los obispos resulta pequeña en comparación con la utilizada por el obispado de Bilbao, que preside Ricardo Blázquez. La Delegación de Pastoral Social de esa diócesis publicó el pasado lunes un comunicado de 36 líneas y cuatro puntos en el que los términos predominantes eran de este tenor: "Escándalo", "estupor" "disparate", "descorazonador". Su doctrina desmonta primero las proclamadas apelaciones a la libertad personal de los nuevos millonarios, porque también hay responsabilidades privadas, y más tarde apela al "principio elemental de solidaridad y de decencia humana" con los que viven de rentas regulares o no tienen nada.

"Durante una serie de años hemos lamentado la corrupción de la que han hecho gala determinadas personas con responsabilidades públicas y privadas. Hoy contemplamos con estupor cómo, respetando la legalidad vigente, también resulta posible enriquecerse de manera fabulosa de la noche a la mañana", dice el comunicado.

Los delegados de Pastoral Social de la diócesis de Bilbao concluyen que los poderes públicos deben "promover un marco jurídico que impida los enriquecimientos abusivos e injustificados", y critican la "falta de rigor en el tratamiento fiscal de las rentas disparatadas, especialmente cuando proceden de operaciones especulativas". "Los pelotazos financieros de hoy plantean los mismos interrogantes éticos que las corruptelas de ayer. No vale decir que entonces había responsabilidades y hoy no las hay", dicen los reponsables de pastoral social de la diócesis de Bilbao.

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