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"Es imposible que se suicidara"

Los familiares y amigos del copiloto del aparato siniestrado salen en defensa de su memoria

Mohamed, el hijo del difunto Gamil el Batuti, cuenta que, en su último viaje, su padre se llevó todo el expediente médico de su hermana Aya, enferma de lupus (una enfermedad que ataca el sistema inmunológico y provoca la corrosión de los huesos), para enseñárselo a su médico. Tenía la intención de llevarla dentro de poco a completar su tratamiento en Estados Unidos. "Nunca la habría abandonado de esa forma. Jamás. Es imposible que se haya suicidado. Sólo le faltaban dos meses para retirarse, sabía que le necesitábamos. Lo único que impide que nos volvamos locos en medio de este suplicio es nuestra fe en Dios; tenemos confianza en Él y sabemos que nunca nos decepcionará".La hermana de Batuti asegura que Gamil era un buen hombre y que no merece semejantes acusaciones. Afirma que los periódicos están ensuciando la reputación de una persona temerosa de Dios y muy devota de su familia y sus amigos. Define a su difunto hermano como "un hombre muy amable y de buen corazón, que amaba a su familia y su trabajo. Jamás habría hecho daño a otra persona, y mucho menos habría matado a las otras 216 personas del avión, sabía que era responsable de su seguridad. Conocía muy bien su obligación para con Dios y con todos los pasajeros que depositaban en él su confianza, y nunca habría hecho daño a un ser humano".

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Hisham el Ashmawy, hijo de la hermana de Batuti, explica que su tío dejó una familia de seis miembros, tres hijos, dos hijas y una esposa, a los que adoraba. "Esperamos que todo el mundo sepa pronto la verdad", afirma antes de añadir: "Nunca aceptaremos estas alegaciones, le conocíamos demasiado bien para dejarnos engañar por esos intentos de considerarle responsable del desastre y ensuciar su reputación de hombre y piloto que dedicó su vida al trabajo. Mi tío estaba orgulloso de su puesto, era feliz con su familia y transmitió sus conocimientos a cientos de jóvenes pilotos. Sentó un ejemplo y nunca lo habría destruido".

Walid el Batuti, sobrino del fallecido y piloto también de EgyptAir, declara: "Mi tío nunca se habría suicidado, por la sencilla razón de que llevaba consigo medicamentos para su hija enferma, a la que adoraba y por la que se preocupaba muchísimo, y tenía que volver con ella. Nunca lo habría hecho, nunca habría destruido sus medicinas y sus esperanzas de recuperación".

"Sus puertas siempre estaban abiertas para todos. Era como un hermano para nosotros, tanto para su familia como para la de su mujer", declara Amira el Dahei, hermana de Umaima, la esposa de Batuti. Cuando oyó la noticia del accidente, Amira confió en que no fuera su avión. Llamó a su hermana para pedirle el número de vuelo, y Umaima le contestó que dos amigas le habían llamado para preguntarle: "¿Qué le ha pasado a Gamil? ¿Ha muerto?". Ojalá hubiera podido decir que no.

Amira relata que la noche del accidente soñó con su difunto padre. Le vio de pie junto a su hermana, con una bandera verde en la mano y acariciando el hombro de ella. Le pedía que tuviera paciencia y fuera fuerte. "Cuando me desperté, lo primero que pensé es que le había ocurrido algo a mi sobrina Aya, pero luego me enteré del accidente. Fui a preguntar el significado del sueño y un jeque [un hombre santo en su religión] me dijo que la bandera verde es el símbolo de un mártir. Dios bendiga su alma".

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El capitán Walid Murad, secretario general de la Asociación de Pilotos Egipcios y viejo amigo y vecino de Batuti, recuerda que el copiloto muerto (que tenía 60 años) había sido piloto del Ejército, un piloto excelente. Añade que, además, era instructor en la Academia Militar de Aviación, en el Instituto de Aviación de El Cairo y en EgyptAir. El capitán Murad explica que la mitad de los pilotos egipcios en activo han sido alumnos de Batuti. Él mismo aprendió con él, además de ser su amigo y colega.

Subraya que Batuti tenía gran experiencia como aviador, tanto en el Ejército como en la aviación civil, donde trabajó durante 35 años y tenía 12.538 horas de vuelo. "Era un hombre bueno y decente, temeroso de Dios y que nunca se habría suicidado, un acto prohibido en el islam, hasta el punto de que se considera que el que lo hace no es musulmán". Asimismo explica que Batuti se sometió a una revisión médica de rutina hace tres semanas y que tenía muy buena salud.

El capitán Hany Radwan, presidente de la Asociación de Pilotos, insiste en que las acusaciones de que Batuti se suicidó porque tenía problemas económicos son totalmente erróneas: "Era amigo mío desde siempre, era mi vecino, y nunca habría cometido un crimen semejante contra personas inocentes ni contra sí mismo".

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