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Crítica:POP
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De vergüenza

Las doce de la noche habían dado y aún no había aparecido por la sala el arista antes conocido como Prince. El esperado concierto del ídolo, para el que 2.000 incondicionales habían desembolsado la nada despreciable cantidad de 5.000 pesetas, tenía desde la hora de apertura de puertas visos de retrasarse. Se produjo el acceso tres cuartos de hora después de lo previsto y en medio de unas medidas de control en la puerta que incluían exhaustivo cacheo.La polémica ha rodeado la visita de esta prima donna del pop, tras la kafkiana situación vivida la noche anterior durante la grabación del programa de televisión El séptimo; allí Prince Roger Nelson, como fuera mucho antes conocido, amagó con no intervenir en él por circunstancias que jamás serán reveladas del todo. La versión ofrecida por su compañía discográfica es que la verdadera razón de la bronca que hizo desistir a Almodóvar del papel de entrevistador fue el miedo del invitado a que su actuación en televisión fuese posteriormente utilizada o comercializada de modo irregular. Al final accedió a tocar 32 minutos, que consistieron en un tema de su último disco, Rave Un2 the joy fantastic, y una farragosa jam session. En cuanto a la entrevista con Bosé, en la que iba a tomar parte con su esposa, Mayte, también la canceló, tras observar literalmente que el sonido era una mierda. Por parte del programa, no se descarta renunciar a la emisión de tan controvertida actuación.

The Artist

Antes conocido como Prince. 5.000 pesetas. Sala Aqualung. Madrid, martes, 23 de noviembre.

Anoche, como castigo, vino la comentada tardanza que había de extenderse hasta las doce y media. En ese preciso momento y tras un tema instrumental que sirvió para presentar a la numerosa y extraordinaria banda que le acompañaba, irrumpió en escena como si tal cosa. Iba vestido de morado y con trenzas. Junto a él, su esposa evolucionaba y tocaba la pandereta. Parecían la perfecta pareja del soul. Y esta clase de música fue la que entonces casi hizo olvidar al respetable que pocos minutos antes se había acordado en coro y de forma sonora de la madre del artista antes conocido como Prince, y a la florida grada de famosos, en la cual estaban sentados Penélope Cruz, miembros del grupo Ketama, Jordi Mollá, entre otros, el tiempo de espera. Mimando conversaciones callejeras junto al guitarrista que oficiaba de maestro de ceremonias, charlando e improvisando juegos musicales casi infantiles con los espectadores, el compositor e intérprete se ganó del todo a la audiencia. Esta vez Prince parecía que venía a emular más que nunca a los clásicos de los setenta de los que ha recogido parte de su formación: Sly and the Family Stone. Tocó la guitarra, cantó solamente cuatro canciones y se metió para adentro dejando al grupo intentando llevar todo el peso del concierto; aunque entró y salió varias veces de escena, la actuación quedó absolutamente desvirtuada, pese a las apariciones de Rosario y de Antonio Carmona rapeando junto al ídolo. Por 5.000 pesetas la gente tiene derecho a ver otra cosa.

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