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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Garzón iba de vacío

EL TRIBUNAL Supremo ha dictaminado que el último auto de Garzón sobre el caso GAL no aporta ninguna prueba que no hubiera sido considerada y desechada con antelación. Dicho en otros términos: los papeles del Cesid desclasificados en abril de 1997 ya fueron desestimados como indicio acusatorio contra el ex presidente Felipe González. El alto tribunal ha actuado con rapidez: ni siquiera ha esperado el recurso de la fiscalía contra la iniciativa del juez. Con esta intervención urgente ha impedido que se entrara en una dinámica de recursos y contrarrecursos que hubiera mantenido artificialmente en candelero un asunto ya resuelto. Sólo lo lamentarán quienes desearían que el drama de los GAL siguiera condicionando la vida política y envenenando la convivencia entre los partidos y los ciudadanos.Los papeles del Cesid son muy interesantes para entender algunos aspectos de la intervención de los servicios secretos en la lucha contra ETA, pero su eficacia probatoria ha resultado escasa. La discusión sobre si la contracción "Pte." significa pendiente o presidente es entretenida, pero no un elemento decisivo. Lo lógico es atenerse a la explicación aportada por la persona que escribió esa palabra, y quien la discuta deberá aportar pruebas concluyentes. Lo mismo respecto a los otros dos elementos resaltados por Garzón en su exposición, o consulta, ante el Supremo: si las menciones a "quien conduce la lucha antiterrorista" y a "quien corresponda" eran referencias expresas al presidente del Gobierno. En derecho penal, una interpretación subjetiva, como pudo ser la de Damborenea, tiene escaso valor como prueba.

Más información
El Supremo rechaza el auto de Garzón que vinculaba a González y los GAL

No hay elementos nuevos, dice el Supremo, distintos a los "ya tenidos en cuenta por esta sala con anterioridad". Con ello viene a decir que ya valoró en su día los papeles del Cesid, desclasificados antes de que se celebrara el juicio por el caso Marey, y que no les concedió significación acusatoria contra el ex presidente del Gobierno. Y al margen de esos papeles, el escrito de Garzón no aporta nada. Así de simple, por más que los amantes de las emociones fuertes hubieran querido otra dosis de droga dura.

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