El 'New York Times' zanja con un despido los insultos entre dos ex directores del periódico
Podría haber ocurrido en cualquier otro periódico del mundo, pero nunca en el New York Times. Los pasillos del diario neoyorquino tienen fama de estar agujereados por los codazos con los que se mueve el personal en su afán de subir escalafones , pero esa misma leyenda queda cubierta de cara al exterior con una histórica dosis de discreción. Esa imagen dista mucho de la que ofrecen ahora dos de sus más recientes directores, Max Frankel y Abe Rosenthal: uno compara al otro con Slobodan Milosevic y el otro responde acusándole de haber escrito un libro que es "una mierda de perro".Frankel y Rosenthal suman entre los dos 145 años y un siglo dedicado al periodismo. Ahora sus carreras, salpicadas por sendos premios Pulitzer, culminan en un enfrentamiento dialéctico que tiene más de patio de vecinas que de debate sobre ética periodística.
Todo empezó cuando Max Frankel publicó sus memorias hace algunos meses. O para ser exactos, todo empezó cuando los dos se disputaban la dirección del New York Times y Rosenthal se la ganó a Frankel en 1968; o cupó ese puesto durante casi dos décadas hasta que el destino hizo que fuera Frankel el que tomase el relevo en el 86 para hacerse cargo del periódico durante los 8 años siguientes.
Tirano y misógino
Los dos estaban ahora en una especie de prejubilación. El tiempo ha demostrado que los dos anhelaban venganza por sus rencillas personales; tan impresentable ha sido esa venganza que el New York Times ha despedido a Rosenthal y le ha quitado la columna con la que ponía colofón a los 55 años que ha dedicado a trabajar en ese diario.Frankel había publicado su autobiografía este año, The Times of my Life and My Life with the Times. Cuenta el periodista que su primer objetivo al heredar la dirección de manos de Rosenthal fue hacer justo lo contrario de lo que él había hecho en los años anteriores. A Rosenthal le llama tirano, déspota, egocéntrico y misógino. Pone en duda toda su carrera periodística y cita especialmente un episodio: cuando el New York Times tuvo que decidir si publicaba o no los Papeles del Pentágono -que desvelaban las miserias de la intervención de EEUU en Vietnam- Frankel asegura que Rosenthal no pensó en las repercusiones políticas ni se planteó debates éticos sino que sólo valoró el miedo a tener que dimitir si el periódico tenía luego que retractarse.
Rosenthal acaba de responder a Frankel en una entrevista que la revista Vanity Fair publicará en su próximo número. Lo primero que hace de manera calculada es atacar el libro de Frankel. Asegura que lo ha ojeado, y después le dice al entrevistador: "Mire usted, soy de Nueva York y sé muy bien que cuando voy por la calle y veo a cagar a un perro no debo pararme a examinar la mierda".
De Frankel dice que es cobarde y mentiroso, "un enfermo que ha abaratado el periódico", y le acusa de haberse dejado "pisar" por el Washington Post en todas las exclusivas del caso Watergate que acabó con la presidencia de Richard Nixon. Eso ocurrió cuando Rosenthal era director y Frankel estaba a cargo de la delegación en Washington; por eso Rosenthal acaba diciendo: "La verdad es que la culpa fue mía por no haberle echado".
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