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Detenido el sospechoso de raptar y violar a una menor durante un mes

La policía cree que la tuvo atada con cadenas

La policía detuvo el pasado día 8 en L"Hospitalet de Llobregat (Barcelona) a un hombre que presuntamente retuvo contra su voluntad a una joven de 17 años, atada con cuerdas y cadenas, durante cerca de un mes. El calvario de la joven no se redujo a la falta de libertad: según el testimonio de la menor, el detenido, Mario Ll. S., de 34 años, que permanece en prisión tras declarar ante el juez, también la violó en repetidas ocasiones mientras estuvo retenida.

En su declaración ante la policía, la joven -cuyo nombre no ha trascendido- aseguró que los primeros días que transcurrieron tras su desaparición los había pasado voluntariamente con Mario Ll. S. Días después, la menor quiso volver a su casa, a lo que el detenido se opuso. Fue entonces cuando empezó realmente su cautiverio. La joven pasó a estar atada para que no pudiera escapar, aunque, al mismo tiempo, de vez en cuando se paseaba por la calle con su captor. Un portavoz de la policía atribuyó ayer al miedo el hecho de que la joven no intentara escapar aprovechando la ocasión. Durante ese tiempo también mantuvieron relaciones sexuales en contra de la voluntad de la joven.La menor había desaparecido el pasado 2 de octubre, después de concluir su jornada laboral en un bar de Castelldefels, una localidad costera cercana a Barcelona, en el que trabajaba de camarera. Aquel día, la joven decidió acabar la noche con un grupo de amigos en el Dreams, un after hours de L"Hospitalet. La menor conoció aquella noche a Mario Ll. S., y en este local, propiedad del detenido, estuvo tomando unas copas.

La reconstrucción de aquellas últimas horas de la joven, previas a su desaparición, indica que la menor había recibido la promesa del propietario del local de que la acompañaría a su casa si se esperaba a que cerrara la discoteca. Pero la joven no volvió a casa aquella noche.

Su madre, Luisa M. G., sin embargo, pronto tuvo noticias de ella. La menor la llamó varias veces para tranquilizarla y asegurarle que se encontraba bien, aunque sin añadir ningún dato más sobre su paradero. En uno de esos contactos telefónicos, la joven recriminó a su madre que se hubiese puesto en contacto con el tal Mario, al que la mujer había ido a ver por si sabía dónde se encontraba su hija después de haber hablado con los amigos de la joven. La mujer, sin embargo, no acudió a la policía a denunciar la desaparición de su hija hasta el 22 de octubre, es decir, 20 días después de su desaparición.

Antes de que la policía pudiera dar con el paradero de la joven, el 5 de noviembre, Luisa M.G. volvió a ponerse en contacto con los funcionarios policiales para comunicarles que su hija había vuelto a casa. La policía atribuye el hecho de que su raptor la dejara libre, pese al riesgo de que pudiera denunciarle, a que pudo sentirse acorralado porque ya había sido citado en comisaría para declarar sobre el caso, por ser una de las últimas personas vistas con la menor.

Luisa M. G. acompañó a su hija a que le realizaran un examen médico. La exploración, practicada por el médico forense del juzgado de L"Hospitalet que se encontraba de guardia, puso de manifiesto, según fuentes policiales, que la joven presentaba señales y moratones en diversas partes del cuerpo y que las heridas podían ser fruto del roce con las cadenas y cuerdas con las que presuntamente permaneció atada. La joven denunció entonces que su captor la había violado en diversas ocasiones mientras estuvo retenida.

Días más tarde, Mario Ll. S. fue detenido. Tras su arresto, los agentes registraron un chalé de un pueblo de la comarca barcelonesa del Vallès, en el que supuestamente había permanecido la joven contra su voluntad durante todo ese tiempo. Los funcionarios policiales encontraron en la casa las cuerdas y las cadenas que habrían servido para mantener atada a la joven durante el secuestro. Tras declarar ante el juez, éste ordenó su ingreso en prisión.

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