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Los expertos creen que si España vigilara a los psicópatas se evitarían muchas muertes

Un seminario reúne en Valencia a especialistas internacionales en psicología criminal

Gabriela Cañas

La psicopatía no es un invento de Hollywood. Aunque no hay datos seguros, se considera que el 5% de los presos españoles son psicópatas. Nadie sabría decir cuántas mentes con instintos criminales hay fuera. Un puñado de especialistas en psicología criminal se reúne hoy y mañana en Valencia para desentrañar este fenómeno que, según los expertos españoles, no parece preocupar a ni a la justicia ni a las instituciones penitenciarias. Al psicópata sólo se le analiza cuando ya ha cometido su crimen. Si se atendiera también a los que muestran instintos agresivos, dicen, se ahorrarían muchas vidas.

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"¿Alguien ha hecho algo con Rodríguez Vega? ¿Alguien va a hacer algo con Patricio, que presenta una psicopatía muy clara? ¿Es que alguien hace algo en este país?". Las preguntas son de Vicente Garrido, profesor titular de la Universidad de Valencia especialista en Psicología criminal. Sus cuestiones se refieren a José Antonio Rodríguez Vega, que violó y mató a dieciséis ancianas y pronto quedará en libertad. A Luis Patricio Andrés, que salió de la cárcel por decisión de un juez, a pesar de su peligroso historial y sus constantes y denunciadas amenazas, y aprovechó el permiso para matar a su amedrentada ex novia, Mar Herrero.Porque los jueces, dicen los expertos, aplican de la misma forma la ley al psicópata criminal que al resto, sin tener en cuenta que aquél suele ser simpático, mentiroso y taimado. Son rasgos que le sirven, por ejemplo, para aprovecharse de los beneficios penitenciarios y quedar en libertad antes que los demás. Otros jueces, incluso, consideran que el psicópata es un enfermo mental y le aplican atenuantes. En definitiva, que "si los jueces se lo tomaran en serio se ahorrarían muchas vidas; como la de Mar Herrero", sentencia Blanca Vázquez, psicóloga forense que interviene también en el seminario valenciano organizado por el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia bajo el título de Psicópatas y asesinos en serie.

El asesino del rol

Blanca Vázquez es una de esas especialistas a las que las instituciones recurren para valorar posibles psicopatías de asesinos. Ella examinó a Javier Rosado, el chico que mató por imperativo de un juego de rol y además lo relató con frialdad en su diario.Muchos de sus seguimientos no son tan famosos. Un día le encomendaron valorar la situación psicológica de una niña violada por su padre. Mientras lo hacía, su progenitor mató a su compañera. "Luego supimos que a ese personaje incluso le había pillado la policía intentando quemar la casa de su compañera".

¿Qué se puede hacer? Esta cuestión, al margen de la exposición de experiencias y crímenes más o menos morbosos, será probablemente el meollo del simposio valenciano. Rosado, como los anteriormente citados, responde plenamente a la definición del psicópata. José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía, la resume: "El psicópata, para empezar, no es un enfermo mental. Es plenamente consciente de lo que hace. Lo que pasa es que no siente lo que hace. Su toma de decisiones es fría, sin sentimientos ni remordimientos. Sufre un fuerte trastorno de la personalidad y el comportamiento. En sus relaciones interpersonales es un gran manipulador, a veces con grandes dosis de encanto. El psicópata que delinque es muy peligroso porque está comprobado que el 80% reincide. Y su comportamiento cuando mata no es humano. En realidad mata como un depredador que elimina a una presa de una especie distinta".

La literatura y el cine han sido prolíficos en la descripción de personalidades psicopáticas. Uno de los especialistas que acude a Valencia es, de hecho, un miembro del FBI que ha colaborado en el guión de películas aterradoras. Porque el perfil del "psicópata organizado", como lo define Sanmartín, añade a todo lo antes descrito el gusto por el ritual; no deja huellas y guarda trofeos de sus víctimas. El prototipo es Jack el destripador. Nuestro Jack español es Rodríguez Vega, pero el llamado violador de la moto es albañil de profesión -no médico como el británico- y quizá los guionistas no se sientan tan atraídos por sus crueles instintos.

El llamado Matamendigos, Francisco García Escalero, confesó lo que resulta obvio para un psicólogo criminal porque forma parte de la psicopatía: que en ocasiones una fuerza irrefrenable le obligaba a matar.

No hay medios

García Escalero pedía constantemente que le encerrasen para evitar seguir matando. Y el problema es que, aparte del encierro, los especialistas reconocen no disponer de muchos medios para tratar a estos personajes. "El problema es que no se puede hacer gran cosa. Ningún país tiene resuelto satisfactoriamente el asunto. En EEUU muchos terminan en la silla eléctrica", asegura Leopoldo Ortega-Monasterio, profesor universitario especialista en psicopatología criminal. "Las técnicas de rehabilitación ofrecen escasos resultados positivos". Tampoco dan mucho resultado los tratamientos farmacológicos.El agravante es que el psicópata no suele acudir al psiquiatra porque no se considera un enfermo. La mayoría de los expertos coincide: se sabe el diagnóstico, pero no el tratamiento. Los especialistas piden instalaciones apropiadas, unidades de seguimiento en las cárceles -en España sólo hay una- y la voluntad política para impulsar y financiar todo lo anterior. Tras el 25% de los agresores a mujeres, dicen, se esconde una mente psicopática. Ortega-Monasterio aventura una solución inmediata: "Debería legislarse de una manera explícita para que determinados casos de malos tratos y amenazas fueran tratados como sujetos con personalidades peligrosas y patológicas, y que se pudieran aplicar medidas de internamiento durante los periodos más críticos de peligrosidad".

"Quizá algún día", dice Sanmartín, "consigamos que un psicópata aprenda a sentir y se ponga en el lugar de sus víctimas".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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