Aire fresco para el cante

El apellido Morente parece destinado a remover los posos del conformismo en el cante. Ahora es Estrella quien se arriesga a transitar por caminos poco trillados, y lo hace con una hermosa voz que juega como quiere con los tonos, una forma de decir el cante tremendamente personal y un concepto del mismo que rompe con cánones casi siempre intocables.Es un riesgo en el que no siempre acierta, pero un hermoso riesgo al fin. No acertó, a mi juicio, en los cantes por levante y por granaínas, cuyos tercios fragmenta abusivamente, como si cantara a golpes de voz compulsivos. Pero a continuación hizo soleares y tonás-siguiriyas que fueron milagros de belleza. Las tonás sobre todo, admirablemente secundada por el cante de Carbonell y Gabarre y con un raro y feliz acompañamiento en acordes continuos de la guitarra de Montoyita, habrá que registrarla en la memoria de lo que no debe perecer.

Con el solo acompañamiento del piano de Domínguez, Morente expuso una nueva faceta de su arte. Domínguez resolvió con sensibilidad la complicada tarea de poner música a una voz de tan personales registros. Brillaron los dos, Estrella y Chano, especialmente en esa nana pastoril que venimos oyendo a la cantaora desde sus primeras actuaciones y que es una maravilla. Noche de triunfo, pues; una más para esta joven Estrella que trae aire fresco y nuevo al cante jondo.