Puertas eclesiásticas que se abren
El obispo auxiliar de La Habana, Salvador Riberón, unos 40 años de platino en la cabeza, es optimista con pastoral prudencia. "Desde la visita del Papa -en enero de 1998- algunas puertas se han abierto y otras ya están entornadas. Desde entonces, algo más de medio centenar de sacerdotes han sido autorizados a entrar en el país". Ahora son unos 300, aunque aún al nivel de la descristianizada Europa harían falta siete veces más para curar almas adecuadamente. "La navidad ya es fiesta oficial permanente, pero tenemos dificultades en abrir camino hacia lo asistencial". La caridad también es monopolio del Estado."Un 3% de los cubanos acude a los cultos católicos dominicales -contra un 12% en España-, un 15% observa algunas festividades religiosas, y alrededor de un 60% están bautizados". Entre ellos Castro, que fue a los jesuitas. Hay de 150.000 a 200.000 protestantes, y predomina una difusa afición a la santería, afrocubana y sincreticocatólica, cuya base va desde el por si acaso, a considerar a los babalaos -sanadores, adivinos, y psiquiatras de grupo- como auténticos asistentes sociales. El padre Riberón suspira que Castro -decir Fidel sería otra confianza- se equivocó al utilizarlos para debilitar a la Iglesia. "Pero, cuanta más libertad tengamos para actuar, menos santería habrá en Cuba".
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