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Internacional Socialista y FMI

Joaquín Estefanía

A partir del documento elaborado durante tres años por Felipe González y la Comisión Progreso Global, la Internacional Socialista (IS) ha analizado los efectos de la globalización de la economía. Distinguiendo el todo (la globalización) de las partes (cada una de sus secuelas), la IS se ha mostrado muy preocupada por los efectos que la libertad absoluta de los movimientos de capitales tiene sobre la gobernabilidad de las democracias. Hace ya 20 años que otro organismo muy distinto, la Comisión Trilateral (a la que hoy pertenecen algunos socialistas), estudió la gobernabilidad de las sociedades; entonces, el sociólogo Michel Crozier, que hizo el informe para la Trilateral, manifestó que el principal problema para las democracias representativas eran las presiones que sobre ellas ejercían los movimientos ciudadanos. La situación es diametralmente opuesta: hoy el peligro está en los movimientos de capitales, no de las personas ni de los colectivos.Aunque la IS no se ha pronunciado por alguna fórmula de regulación (como la Tobin tax o cualquier otro gravamen sobre los capitales a corto plazo), ha destacado la necesidad de reforma de organismos como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización Mundial de Comercio. Asimismo, ha legitimado la creación de un Consejo de Seguridad Económica de la ONU, una idea expuesta hace años por Jacques Delors y considerada hasta ahora poco más que como una utopía.

Estas demandas de reformas han coincidido con otra de las grandes noticias de la semana: la dimisión, "por razones personales", del director gerente del FMI, el francés Michel Camdessus. Esta dimisión y la batalla política por su sustitución, que inmediatamente se ha abierto, pueden retrasar las reformas pendientes, anunciadas en las últimas asambleas del Fondo. La labor de Camdessus en el FMI, durante una docena de años, está rodeada de polémica, pero no se puede olvidar que aquel peculiar personaje que fue el speaker de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, New Gingrich, perteneciente a la extrema derecha republicana, calificó a Camdessus como "ese socialista francés". Quiero decir que las críticas han llegado tanto desde la izquierda del arco político como de la más aislacionista derecha, partidaria de que cada palo aguante su vela. ¿Cuál de esas críticas ha sido la más determinante para conseguir que Camdessus abandone el puesto? ¿O todas juntas?

El director del Fondo fue el mayor abanderado de la libertad de los capitales sin restricciones, hasta que comenzó la última crisis financiera, en 1997. Ahora matizaba mucho más sus opiniones: "Los modelos económicos no son eternos. Hay momentos en que sirven y otros en que, con la evolución del mundo, pasan de moda y deben abandonarse. Unamuno decía [cómo no sentir simpatía por un director del Fondo que se apoya en Unamuno para defender sus tesis] que se servía de sus ideas como de sus botas: las usaba y luego las tiraba. Hay que hacer lo mismo con los modelos económicos". Durante los años en que ha estado al frente del FMI, Camdessus se ha enfrentado a uno de los periodos de mayor inestabilidad financiera de la historia reciente; sus fracasos en Rusia, la polémica sobre la gestión de la crisis en el suresteasiático (que le llevó a discutir abiertamente con la institución hermana, el Banco Mundial), o las tensiones para que EE UU ampliase los fondos disponibles y la legitimidad del FMI, no deben hacer olvidar que tuvo que bregar, y con más éxito, con la crisis bursátil de octubre de 1987, la explosión de la Unión Soviética, el derrumbe del Sistema Monetario Europeo o el ensayo general de lo que luego ocurrió: la devaluación mexicana de principios de 1995 y el efecto tequila sobre las economías de los países emergentes.

El nombre del sustituto de Camdessus será un test muy significativo para adivinar si existe voluntad política para aplicar las reformas que se han hecho imprescindibles.

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