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Los creadores piden mejores canales de distribución y una nueva educación artística

Un homenaje a Alberti, con el cante de Enrique Morente, clausura el encuentro de Sevilla

Las conclusiones del II Encuentro de Creadores, que se clausuró ayer en Sevilla, han dado forma final a un documento que recoge más de un centenar de demandas "no negociables" de los autores, según afirmó Eduardo Bautista. Entre las principales preocupaciones comunes tanto a los autores en las áreas de la música, el cine y el teatro como a los de la danza, figuran la necesidad de mejores sistemas de enseñanza artística, un sistema fiscal y de Seguridad Social adecuado, la mejora de los circuitos de distribución y la necesidad de una relación más fluida con los países latinoamericanos.

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Un clima reivindicativo

Una de las sorpresas que han tenido los propios autores, según expresaron, fue la de que existen muchos más puntos de unión que de separación. En una sesión plenaria desarrollada ayer, los portavoces de los cinco grupos de trabajo expusieron sus aportaciones al texto general de esta Carta de los Creadores, en la que cerca de 3.000 socios de la Sociedad General de Autores de España (SGAE) han venido trabajando a lo largo del año.El cantante Ramoncín, en representación del colectivo de la música popular, que incluye el pop, rock, jazz y otros estilos afines, dio a conocer un decálogo de propuestas que fueron las siguientes: medidas legislativas que protejan a las obras de las "agresiones" que a veces padecen en su emisión en los medios (incluidas las parodias que se hacen de sus temas musicales); establecer cuotas de distribución y difusión de las obras; lograr un documento marco de definición de la obra de autor frente al estamento político y la sociedad; el reequilibrio de la relación entre el autor y los medios de comunicación -"la difusión no existe sin el autor", dijo Ramoncín, insistiendo en que los medios suelen omitir los créditos que les corresponden-, lo que lleva a la demanda de nuevos canales de difusión; medidas fiscales y de cobertura social ajustadas a la realidad del autor; potenciar las relaciones con el mercado latinoamericano; mejora de la enseñanza artística, con becas y convenios que la beneficien, y la creación de circuitos y redes estables.

A esto añadieron otras sugerencias, como la reducción del IVA que se paga por los soportes y entradas a los espectáculos a un 4%; la puesta en marcha de líneas de créditos especiales para los sellos musicales independientes y la creación de un centro estatal de instrucción musical.

Los autores teatrales también pidieron una reforma del IRPF que recoja la irregularidad de las rentas de los autores y un régimen propio de Seguridad Social, así como el uso de su repertorio y patrimonio creativo en proyectos de cooperación y asistencia pedagógica en América Latina. También pidieron el aumento de las ayudas al teatro en periodos de tres años y la creación de departamentos de dramaturgia estables en las universidades y teatros públicos.

La complejidad de la estructura de la producción cinematográfica llevó a los creadores del sector audiovisual a reducir sus peticiones. La primera de ellas es reforzar al autor audiovisual evitando que los nuevos sistemas desdibujen el papel de los creadores. Propusieron también un sistema de bonos fiscales para el fomento de la creación audiovisual, "un sistema que conjuga la desgravación fiscal e incentivos a los particulares, que ya se ha probado en otros países", dijo el portavoz, José Antonio Quirós.

Pidieron también la supresión de todas las presunciones de cesiones de derechos a favor de los adquirientes (editores, productores, promotores y radiodifusores). Las nuevas tecnologías también entraron en sus demandas, a través de la creación de una organización nacional para el desarrollo e innovación cultural.

Cristina Hoyos, en representación de los coreógrafos, señaló que su sector es siempre el más pobre en recursos. Por eso, lo primero que pidieron es generalizar el modelo de compañías de danza locales y autonómicas, además de un sistema educativo público de danza y una especialización para los coreógrafos, programas de televisión temáticos, la puesta en marcha de un plan de conservación y recuperación del patrimonio creativo y la creación de una red de salas polivalentes de dimensiones medias. "En España hay sólo cuatro compañías de danza públicas y debería haber muchas más, además de facilitar ayudas a las que ya existen para que puedan seguir adelante", afirmó Cristina Hoyos.

Latinoamérica

La música clásica, que según Carmelo Bernaola, portavoz del grupo de trabajo, debería llamarse música sinfónica o de cámara -"es absurdo y ridículo llamarla clásica", dijo-, propuso crear un mercado común de la creación iberoamericana, la elaboración de un programa de cooperación y difusión con las universidades y, sobre todo, condicionar el apoyo público a las orquestas en función de unos mínimos de programación de compositores españoles, con un 20% de música española de todos los tiempos y un 15% de música de autores vivos.Otros puntos que destacaron fueron la creación de la figura de "compositor residente" en las orquestas, la mejor dotación de los conservatorios y la participación de los autores en la redacción de la ley de enseñanzas artísticas que está desarrollando la LOGSE. "Es importante la reforma de la LOGSE porque en lo que se refiere a la formación humanística es un absoluto desastre", comentó Bernaola.

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