Recorrido por la crónica viva del pasado

En la exposición Tiempo de radio, que ayer fue inaugurada por los Reyes de España en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, hay voces para todos los gustos. Voces del pasado que se pueden oír y mirar. Y voces con las que se intuyen las del futuro. Lo comprobaron ayer los asistentes que acudieron a conmemorar los 75 años de la radio, como espacio de la memoria, de una crónica viva y valiente, y del encuentro íntimo y cálido con los oyentes.Políticos, artistas y profesionales de la comunicación recorrieron la muestra compuesta por distintos ámbitos que van evocando los grandes temas del mundo de la radio. Los reyes Juan Carlos y Sofía fueron descubriendo la magia de los sonidos y los recuerdos de tantas voces y músicas, acompañados del presidente en funciones de la Generalitat, Jordi Pujol; del alcalde de Barcelona, Joan Clos; del ministro de Industria y portavoz del Gobierno, Josep Piqué; de los presidentes de la Junta de Extremadura y de Castilla La-Mancha, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y José Bono, respectivamente, y de Jesús de Polanco, presidente del Grupo PRISA y de Unión Radio. Acompañaban también a los reyes Juan Luis Cebrián, consejero delegado del Grupo PRISA; Augusto Delkader, consejero delegado de la SER; Javier Díez Polanco, consejero delegado de Sogecable, y Javier de Godó, editor de La Vanguardia.

El recorrido se realizó en grupos, en uno de los cuales, el que reunía al Consejo de Administración del Grupo PRISA, se intentó colar con muchas tablas Antonia Dell"Atte. Y también con muchas tablas fue invitada a desistir por uno de los responsables de la cadena SER. En lugar preferente, uno de los grandes nombres de la historia de la radio española, Joaquín Soler Serrano, y caras conocidas, como Javier Gurruchaga, el cineasta Manuel Huerga y el actor Francis Lorenzo.

La trasera de un gran receptor de radio sirve de entrada a esta recuperación de la memoria sonora de la radio española, en el que se incluye el único documento sonoro de Manuel Azaña que se conserva, así como intervenciones radiofónicas registradas durante la guerra civil española: "Hombres que seguramente no nacieron de mujer..." (Dolores Ibárruri); "Pronto. Madrid está lejos, Madrid sabe defenderse con uñas" (Rafael Alberti); "En estos momentos en que España asombra al mundo" (Francisco Franco). La más triste de las habitaciones, 41 en total, es la de la guerra civil, sólo iluminada por una bombilla pobretona y dos barricadas construidas a base de aparatos de radio. Sólo dos salas más adelante se adivina otra tristeza, la del exilio y la emigración, repleta de maletas y con una máquina de coser en la que se teje una bandera rojigualda. Y la voz de una mujer emigrante en 1960: "Estoy casada, tengo dos niños. Los niños están en España y estoy pensando en regresar".

Cajas de ollas exprés, el gran invento de la rapidez culinaria de los años cincuenta, sirven de escenografía para la radio de entretenimiento, aquella de los concursos y seriales. En el tercer apartado, el titulado Deportes de salón, se reproduce la estética de un salón de juegos de los años sesenta, con un futbolín de grandes dimensiones en el centro, que hizo las delicias de los asistentes. Uno de los que más disfrutaron fue el director de la cadena SER, Daniel Gavela, que se atrevió en solitario con un grupo de contrincantes. El fenómeno de la música en la radio, uno de los más influyentes, está representado por un gran comediscos en el que suenan los temas que han sido grandes éxitos.

El laberinto de la transición arranca con la memoria del atentado a Carrero Blanco, representado por un boquete humeante en el suelo negro y unos metales prensados que cuelgan del techo simulando los restos del coche del ex presidente del Gobierno. Luego sigue el recorrido por la desangelada habitación de un hospital que simboliza la muerte del dictador Francisco Franco; e inmediatamente después, unas botellas de champaña, símbolo de la alegría por la tan esperada democracia. A continuación la muestra se detiene en una fecha clave que dejó patente el poder de comunicación de la radio y su decidida apuesta por la democracia y su servicio a los oyentes: la del golpe de Estado del 23-F. Unos transistores forman la fecha en un panel que culmina en las portadas de los diarios de aquel momento.

El apartado En antena muestra un estudio real de radio, desde donde ayer Iñaki Gabilondo realizó su programa Hoy por hoy. Por último, la exposición muestra La casa de la radio, una verdadera casa en la que en cada habitación, desde el cuarto de baño al comedor o los distintos dormitorios de una imaginaria familia, se oyen fragmentos de los programas radiofónicos que se escuchan a cada hora del día.

Al término del viaje por la memoria radiofónica que propone esta exposición, los asistentes compartieron recuerdos. Pero no sólo recuerdos. La reina Sofía quiso también compartir su actualidad de abuela y enseñaba orgullosa las últimas fotos de sus nietos, Froilán y Juan, este último nacido recientemente en Barcelona.