"La danza es el arte más expuesto y más arriesgado", señala Mijaíl Barishnikov

El único gran mito de la danza universal que, dada su buena salud, parece que va a sobrevivir al siglo XX se encuentra en Madrid para actuar dentro del Festival de Otoño. Mijaíl Barishnikov acude, de nuevo, al teatro Albéniz para presentar sus últimos trabajos, desde hoy y hasta el próximo día 21. El bailarín, que piensa que la danza es el arte más expuesto y más arriesgado, acude con su compañía, White Oak Dance Project, su pequeño e itinerante grupo que dirige desde hace 10 años, tras dejar el American Ballet Theatre, donde era director artístico.

Barishnikov (Riga, Letonia, 1948) presenta el programa más completo que se ha visto en las últimas tres ocasiones que ha visitado Madrid en el último lustro, con coreografías de Karole Armitagge, Tamasuro Bando, Lucy Guerin, Mark Morris, Amy O"Brien y Neil Greenberg. Debe estar harto de oír que, junto con Nijinski y Nureyev, forma parte del trío de bailarines más grande del siglo XX. Barisnikov tiene en común con ellos algunas cosas. Los tres son tímidos. Los tres son poseedores de un pelo que amenaza toda una vida con abandonarles pero que jamás se va. Los tres pasarán a la historia. Barishnikov se distingue de sus compañeros de pódium, al margen de la diferencia más notable, la de estar vivo, en que no es homosexual, que a los 50 años está en los escenarios y que ha elegido América y no Europa para instalarse. Él ya se ha acostumbrado a oír como una cantinela que es el mejor: "De todas formas, no tiene sentido que alguien lo piense, y debo tomármelo, al menos, con humor", afirma.

Huida

Vive en Estados Unidos desde que en 1974 desertara durante una gira en Canadá, tras haberse formado de joven en el Kirov, de Leningrado, y bailar en el Bolshói, de Moscú: "Mi huida no fue una decisión política, tuvo que ver con una encrucijada artística". Ayer confesaba que le costó 15 años aprender que no es lo mismo trabajar para una compañía estatal que para una comercial: "Desde muy joven comprendí el significado del teatro de Estado, comprendí muy bien su belleza y su amarga realidad, luego tuve que enfrentarme al teatro comercial, donde lo que manda es el dinero, y tardé tres lustros en aprender lo que tenía que hacer para ganar un dinero que me posibilitara hacer lo que quería y luego aprender a hacer lo que quería, pero ganando lo suficiente para vivir... Al final del camino me he encontrado con mi compañía, White Oak Dance Project, y está siendo una aventura extraordinaria y una experiencia sumamente feliz", dice este bailarín que fundó su grupo hace justo 10 años para abordar la danza contemporánea desde presupuestos muy diversos, muy eclécticos y realizar encargos a coreógrafos de muy diferentes tendencias."Yo nunca intentaré hacerme coreógrafo. Aunque sea capaz de juntar elementos para crear una pieza, es absurdo refugiarse en la coreografía cuando a uno le llega la hora de retirarse. Los coreógrafos buenos deben ser natos, y los bailarines, sólo bailarines", señala este hombre que por ahora no tiene ninguna intención de retirarse, aunque advierte que es algo que puede llegar en cualquier momento. Lo cierto es que, hoy por hoy, confiesa pasárselo bien y divertirse sobre el escenario y queda muy atrás y muy superada la grave crisis que vivió en 1982, cuando se divorció de la actriz Jessica Lange, lo que coincidió con una operación de rótula que puso en peligro su carrera.

Tras bailar durante años repertorio clásico, ahora aborda danza contemporánea. En uno y otro estilo, siempre mantiene que la danza es el arte más expuesto, más arriesgado: "El cuerpo, sin nada más, es el transmisor del mensaje artístico. El movimiento del cuerpo es el reflejo del espíritu humano en su forma más cruda, más pura, deja que el público vea algo que no podría ver en ningún otro sitio".