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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Permisos por maternidad e igualdad

El martes 2 de noviembre de 1999, su diario publica un artículo interesante sobre la nueva ley para promover la Conciliación de la Vida Familiar y Laboral de las Personas Trabajadoras. Los autores, Juan Moscoso y Lucía Ruano, vienen a decir, con razón, que no basta con la introducción de medidas que permitan una mayor igualdad entre hombres y mujeres, sino que se debería promover activamente dicha igualdad mediante incentivos. Creo que es la dirección correcta, pero pienso que habría que ir más lejos de lo que lo hacen los autores del artículo.Debe recordarse que las leyes son de obligado cumplimiento por una razón. No hace ni medio siglo que la Teoría de Juegos, una conjunción entre la economía y las matemáticas, introdujo el concepto revolucionario que se conoce como Dilema del Prisionero. Este concepto, por desgracia bastante desconocido, explica el carácter obligatorio de las leyes. Las leyes son obligatorias porque van en interés de todos, de la colectividad, pero en contra del interés de cada uno, del individuo. Por ejemplo, ocurre así con los impuestos: a todos nos beneficia que haya impuestos porque con ellos se pagan las carreteras, los policías, la sanidad o la justicia. Sin embargo, cada uno viviríamos mejor sin pagar nada a Hacienda, si sólo pagaran los demás. Como individualmente nadie quiere pagarlos, pero a todos nos beneficia que todos los paguemos, pues los impuestos son obligatorios.

En el caso de los permisos por maternidad, habría que imponer un sistema obligatorio de igualdad porque individualmente a ningún hombre le interesa. En términos laborales es dañino para el hombre tomar un permiso por paternidad, ya que sus congéneres no suelen hacerlo, mientras que para las mujeres es más habitual y comprensible. Eso hace que los empleadores discriminen a las mujeres frente a los hombres. La única solución para que las mujeres no sean discriminadas laboralmente por su molesta afición a quedarse embarazadas es obligar a que si un cónyuge se toma un permiso por paternidad el otro lo haga también, inmediatamente después. Que no sea una opción, que sea obligatorio. Así, hombres y mujeres estarían en igualdad con sus cargas familiares, como ya lo están a la hora de asumir sus cargas sociales a través de los impuestos. A ningún hombre le conviene hacer esto individualmente, pero a todos nos interesa socialmente que nuestras mujeres tengan las mismas oportunidades.

Otro dilema del prisionero más, y como siempre en este tipo de situación tan ubicuo, la solución es una ley, algo que obliga al individuo cuando el interés individual y el social son antagónicos. Las leyes, que son obligaciones, se entienden al recordar que la sociedad somos los individuos, y que las soluciones colectivas benefician a los individuos porque las sociedades están hechas de individuos. Las opciones generalmente no generan igualdad, pero las obligaciones voluntarias sí.-

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