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El euro se convertirá en moneda única antes del 1 de marzo del 2002

El euro y las 11 divisas que lo formarán (peseta, marco alemán, franco francés, lira italiana, escudo portugués, florín holandés, franco belga, franco luxemburgués, chelín austriaco, marco finlandés y libra irlandesa) sólo circularán a la vez durante un mínimo de cuatro semanas y un máximo de dos meses, desde el 1 de enero del 2002 hasta, como fecha tope, el 1 de marzo. Eso supone que el euro se convertirá en moneda única entre el 29 de enero y el 1 de marzo del 2002.

A partir de entonces, esas monedas nacionales dejarán de tener curso legal aunque todavía podrán cambiarse durante bastante tiempo por euros en bancos y cajas de ahorro. Ése es el acuerdo alcanzado ayer por los ministros del Ecofin con el visto bueno del Banco Central Europeo (BCE) y de la Comisión Europea, reduciendo el periodo inicial de transición de hasta seis meses previsto para sustituir físicamente a las divisas nacionales por los billetes y monedas de la divisa europea. Los técnicos siempre han defendido un periodo de convivencia lo más corto posible, pero se estableció una transición de hasta seis meses por los problemas que se podían causar en determinados sectores y en particular en las máquinas expendedoras que funcionan con monedas.Desde el 15 de diciembre del año 2001 se podrá empezar a cambiar una pequeña cantidad de monedas nacionales por euros para que la población se facilite con la nueva divisa, aunque ésta no podrá circular legalmente en especie hasta el 1 de enero del 2002. Para entonces ya se habrá iniciado la distribución masiva de euros entre las entidades financieras para que desde el 1 de enero puedan facilitar su circulación entre el público.

Bloqueo en fiscalidad

Además, en el Ecofin de ayer, el Reino Unido bloqueó las negociaciones para alcanzar un acuerdo histórico para armonizar la fiscalidad europea. Londres se negó en la reunión de ministros a moverse ni un ápice en su exigencia de mantener fuera de esa armonización a los mercados emisores de obligaciones internacionales, lo que equivale a proteger la actual posición de absoluto dominio que tiene la City sobre esas emisiones. El resto de socios consideró ayer inaceptable un acuerdo en las condiciones que exige el Reino Unido.El acuerdo sobre armonización fiscal, que debería solemnizarse en la cumbre de diciembre próximo en Helsinki en caso de desatascarse las negociaciones, tiene tres grandes ejes. Prácticamente hay ya un consenso sobre la propuesta de directiva sobre intereses y cánones y también sobre el llamado Código Monti, el acuerdo político que pretende eliminar las normativas y prácticas fiscales desleales que buscan la captación de inversiones mediante ofertas de rebajas fiscales.Pero sigue sin haber acuerdo sobre lo que siempre ha sido el gran escollo de la armonización: la fiscalidad sobre el ahorro. Se dio un gran paso cuando al cuajar la idea de hacer un gran pacto con tres ejes que permitiera a los países ganar por un lado lo que podían perder por el otro. Ese acuerdo incluyó un principio básico en el espinoso asunto de la fiscalidad sobre el ahorro: cada Estado podría optar entre imponer una retención en la fuente o acatar la obligación de informar al resto de países sobre la identidad y condiciones de los inversores.

Las dificultades han surgido a la hora de pactar el detalle de ese acuerdo. El Reino Unido bloquea la negociación por el asunto de las obligaciones, pero Luxemburgo recordó ayer que tiene todavía problemas para asumir el acuerdo sobre fiscalidad del ahorro por las normas propuestas en materia de fondos de inversión.

Sin embargo, el presidente de turno del Ecofin, el finlandés Sauli Niinistö, subrayó la diferencia entre el bloqueo británico y las dudas luxemburguesas. "Es cierto que Luxemburgo ha comunicado que tiene dificultades con el paquete fiscal en determinados fondos de inversión; pero mi impresión es que en el caso de Luxemburgo no estamos en un atolladero mientras que el Reino Unido no se ha movido un ápice", subrayó. El Reino Unido se niega a negociar. "Son los demás países de la Unión Europea quienes tienen que dar un paso en nuestra dirección", advirtió un miembro de esa delegación.

A la vista de este atolladero, la presidencia finlandesa de la UE se ha comprometido a mantener conversaciones directas con Londres en los próximos días y convocará una reunión específica de los ministros sobre el problema de la fiscalidad del ahorro el 28 de noviembre, en vísperas del último Ecofin antes de la cumbre de Helsinki.

El ministro español de Economía y vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, dejó claro que España no tiene dificultades para asumir las propuestas que tienen ya el apoyo mayoritario de los ministros.

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