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Entrevista:

"Nuestro estado ideal está entre la fama y el anonimato"

Una temporada en el infierno no es un disco más para Fangoria. Es quizá su proyecto más completo, más maduro, más ambicioso y, a la vez, el que, sin querer, pone las cosas claras sobre su filosofía de la vida. No aspiran a llenar estadios ni a conseguir discos de platino. Si algo los caracteriza es haber sabido mantenerse durante dos décadas en constante actividad y en el punto justo entre la gloria y el olvido. Un dúo con ideas en perpetuo movimiento.Hay quien dice que éste es un disco sobre el tiempo, sobre el paso del tiempo, y los miembros de Fangoria lo admiten, aunque no dejan de sorprenderse. "El paso del tiempo nos preocupa desde que teníamos menos de veinte años", dice Nacho Canut. "Pero no es algo que nos agobie, porque siempre hemos sido antijuventud", añade Alaska.

"Nunca nos hemos juntado con los jóvenes. Cuando éramos jóvenes andábamos siempre con gente mayor; de maduros, con gente madura, y sólo ahora empezamos a salir con gente de unos 25 años. Quizá ahora podemos comunicarnos mejor con gente de esa edad. Los del indie no nos interesan", apunta Canut.

"Los de cerca de cuarenta, en general, que son de nuestra generación, no tienen nada que ver con nosotros. No tenemos esas neuras. Preferimos a la gente mayor, de 60 o así, si es que son interesantes -como Escohotado, Berlanga, Fernando Fernán-Gómez, Azcona, Haro Tecglen-, o a los muy jóvenes, los sentimos más cercanos".

"No tenemos referencias de nuestra edad", añade Canut. "En la música, igual; hay una generación, como Presuntos Implicados o La Unión, que hace una música muy funcional. No transmite nada, no genera otros grupos, no inspira nada, sólo venden. Es un modelo estándar que cumple un papel en la industria. Son los que al final permiten que otros como nosotros grabemos discos".

Pero Fangoria tiene su propia idea de lo que es ganar o perder. "Somos unos supervivientes", explica Canut. "Hemos tenido fuertes problemas económicos, como grupo y como personas. Eso genera recursos imaginativos para salir siempre adelante".

"Ha jugado a nuestro favor un defecto", dice Alaska. "Nos sentimos incómodos ante las multitudes. A los otros grupos les pasa lo contrario. Para ellos es una pérdida si eso deja de pasar. A nosotros nos horroriza. Entre la época yuppie y la del downshifting, nosotros nos quedamos con el downshifting, aunque somos así desde antes de que se inventara. No porque rebajemos nada, sino porque nuestro estado ideal es el intermedio entre la fama y el anonimato. Eso nos ha permitido vivir y además, artísticamente, es mucho más enriquecedor. Si vendes mucho es bueno para la industria, no para el artista. No entiendo cómo no se dan cuenta".

"Quizá es porque nosotros venimos del punki, y eso te da una base escéptica, que no te crees nada. Eres muy cínico con la industria, pero no es la postura progre de ir contra ella, sino que te ríes", añade Canut.

Fangoria no está de gira, dicen, aunque sus actuaciones sean ahora más frecuentes. Esta semana actúan en Madrid, el jueves y el viernes, en la sala Caracol.

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