Un 'nuevo' réquiem de Verdi

Por vez primera desde su inicio en 1988, el Concierto del Día Universal del Ahorro, patrocinado y organizado por la Fundación Caja de Madrid, ha estado a cargo de una orquesta y un director españoles: la Sinfónica de Tenerife, dirigida por Víctor Pablo Pérez, unida al Orfeón Donostiarra que rige desde hace 12 años José Antonio Sainz Alfaro. El concierto fue uno de los más brillantes caballos de batalla del Orfeón: la Misa de Réquiem por Manzoni, de Verdi.Tenemos muy presente la gran versión que de esta hermosa Misa hace Frühbeck de Burgos y, también, la de Víctor Pablo, otro maestro burgalés de rango internacional. Es interesante constatar la diversidad de enfoques a partir, en ambos casos, de una gran fidelidad al texto. Pero ya aseguraba Mahler que "en una partitura está todo escrito, salvo lo esencial" y corresponde a cada conductor la búsqueda de esa verdad. Frühbeck, sin dejar de expresar hondamente, atiende a la arquitectura y la pujanza del Réquiem; Víctor Pablo, sin descuidar esos importantes elementos -fuerza y construcción-, se recrea en lo lírico.

De la parte coral poco hay que decir pues tenemos agotados los elogios, los más entusiastas juicios y las mejores emociones para este Orfeón bravo, sentimental, humanístico: su labor musical es, desde el día de su creación hace más de un siglo, obra social. En Madrid se recibe al Donostiarra con fervor y mantenida adhesión, nada extraño si consideramos que otro tanto sucede en sus salidas a Francia, Italia, Alemania o Austria.

El Réquiem precisa de un cuarteto de talla y también lo hemos tenido en las voces y el arte de los italianos Barbara Frittoli, soprano; Luciana D" Intimo, mezzo; Fabio Sartori, tenor, y Carlo Colombara, bajo. Los cuatro son inteligentes verdianos, aunque sin la limitación del especialismo. En resumen, una versión completa y admirable.