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Un empresario contra la xenofobia

El coleccionista Karl-Heinz Essl cree que su museo va a tener una función terapéutica y política. "A través del arte se adquiere tolerancia, ayuda a que no se impongan los instintos bajos como sucedió en la última campaña electoral" , dijo ayer refiriéndose al triunfo del partido derechista y xenófobo liderado por Jörg Haider, votado por más del 27% de la población austriaca. "Me parece muy peligroso el clima de xenofobia en Austria y también en Suiza. Está en auge el nacionalismo y la intolerancia. Yo hago lo que está a mi alcance, hablo con los políticos y me pronuncio públicamente", señala Essl.Además de los ciudadanos extranjeros, los chivos expiatorios en los ataques retóricos de Haider son también los intelectuales y los artistas que en estos momentos están formando una plataforma política para protestar contra una "coalición con el racismo" en una manifestación multitudinaria que se celebrará el próximo día 12 en Viena.

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Austria inaugura el Museo Essl con una exposición de tolerancia y radicalidad

El fundador del nuevo museo de arte contemporáneo austriaco, un hombre de apariencia tranquila y costumbres ascéticas, nunca titubeó a la hora de defender la libertad de los artistas más perseguidos como Hermann Nitsch, cuya obra fue presentada en la Expo de Sevilla en 1992, pero el presidente de Austria, Thomas Klestil, se negó entonces a presentar al artista, que fue tachado de blasfemo.

Ofensiva

Cuando Nitsch realizó su Orgía y misterio de seis días, un happening monumental con sacrificio de animales, tuvo que afrontar una rabiosa ofensiva encabezada por derechistas radicales, defensores de animales y algunos círculos eclesiásticos. Essl salió en su defensa sostentiendo que "no corresponde a los políticos determinar qué es y qué no es arte", y recibió entonces una avalancha de cartas de gente que decía sentirse "defraudada" por el respetable coleccionista. "Me escribieron que no comprarían más en mis supermercados, pero no hemos notado nada: seguimos aumentando nuestras ganancias", comenta despreocupado.Antes, tampoco a él le gustaban Nitsch, Atterseee ni muchos de los pintores de la provocante corriente del accionismo austriaco, surgido en los años sesenta, que ahora colecciona con pasión. "En los últimos tres decenios, con mi esposa, hemos ampliado nuestro horizonte y aprendido a no juzgar por adelantado, y ése es el camino de la tolerancia".

Karl-Heinz Essl, que es protestante y fue educado en el puritanismo, ve en la construcción de su museo privado un acto religioso, porque "el arte siempre tiene un dimensión espiritual y es expresión de la creación divina", y también, como no se cansa de repetir, porque "el dinero que ganamos con la empresa no es para nosotros, ni para la familia, ni siquiera para la compañía. Si Dios nos ha dado tanta fortuna es para asumir la responsabilidad y compartir los beneficios con el pueblo".

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