El candidato socialista chileno relaciona a su rival con Pinochet en el único debate electoral
Poco más de un tercio de los chilenos, unos 5,5 millones de personas, permanecieron en la noche de ayer una hora y media frente a los televisores, presenciando la transmisión en directo del único debate entre los dos postulantes a la presidencia de la República que cuentan con mayor intención de voto según las encuestas, el socialista Ricardo Lagos y el derechista Joaquín Lavín. Durante el debate, el candidato socialista trató de desenmascarar el pasado pinochetista de su adversario y le emplazó a que se manifestara claramente sobre cuestiones como el divorcio.
El sondeo telefónico más serio, encargado por el partido de Lagos a la empresa de encuestas Times Research, realizado en Santiago minutos después del programa, que transmitieron todos los canales de televisión abierta, dio como ganador a Lagos, con el 45,9% frente al 35,7% de Lavín. Según este sondeo, que tuvo un margen de error de 5,5%, Lagos ganó en todos los aspectos medidos. En lo que Lagos logró una mayor diferencia con Lavín fue en la madurez mostrada (72,9% contra 22%), en quién inspira más autoridad (68,1% contra 29,1%) y la preparación (61,6% contra 34,7%).Otro sondeo telefónico, realizado por el conservador diario El Mercurio, sostuvo que el triunfo fue de Lavín (51,4%) contra Lagos (48,6%). Sin embargo, una fuente especialista en encuestas telefónicas descartó la seriedad de este sondeo por adolecer de "errores técnicos".
A 39 días de las elecciones del 12 de diciembre, y con los resultados de las últimas encuestas, que indican que la ventaja inicial de Lagos sobre Lavín se ha reducido hasta un margen que oscila entre tres y cinco puntos, la captura del 12% de votos de los indecisos se ha transformado en la principal preocupación para ambos candidatos.
Y a este elector apuntó en especial Lagos, que tuvo una actitud más agresiva, recordando el pasado pinochetista de su oponente y emplazándolo a definirse en cuestiones morales, como el divorcio, la censura, y asuntos políticos, como un plebiscito para terminar con las ataduras antidemocráticas de la Constitución. Lavín, por su parte, eludió pronunciarse, apeló al desgaste de los 10 años de Gobierno de la alianza oficialista -formada por socialistas y democristianos- y quiso camuflar su pinochetismo y el de los partidos que lo apoyan con un supuesto desprecio por la política contingente.
El formato del debate, rígido y acartonado, en el que los candidatos no debatían entre sí libremente, y en el que por petición del partido de Lavín los periodistas que preguntaban no podían replicar ante una respuesta evasiva, perjudicó a Lagos, un avezado polemista.
Ambos candidatos coincidieron en que se debe reducir el gasto en Defensa, erradicar la pobreza, mejorar la salud, aplicar nuevos planes para descontaminar la capital, Santiago, y hasta en que no promoverían un punto final en materia de derechos humanos.
Cada uno en su estilo reivindicó su pasado realizador: Lagos como ministro de Obras Públicas y Educación en los Gobiernos democráticos, y Lavín como alcalde del Ayuntamiento de Las Condes, el más rico del país. El candidato socialista fue más allá, al recordarle a Lavín su pasado como fundador y dirigente de la pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI).
La pena de muerte
Aunque escasas, las diferencias que mostraron fueron significativas. Así, mientras Lagos dijo rechazar la pena de muerte, Lavín planteó que no ejercería la facultad presidencial de indultar a un condenado a la pena capital mientras la cadena perpetua no sea real.Los dos candidatos defendieron el regreso a Chile del general Augusto Pinochet, pero Lagos enfatizó en que debe hacer frente a la justicia en su país. Lagos emplazó a Lavín a un plebiscito para cambiar la composición del Senado, dada la existencia de senadores designados, y a otro para escuchar la opinión de la sociedad sobre el divorcio, sin recibir respuestas.
Cuando Lavín dijo estar en contra a toda forma de censura, Lagos lo desafió a poner a trabajar a los equipos de ambos para terminar antes de la elección con esta lacra. Al final, el candidato socialista comentó: "El señor Lavín es un gran político, sabe eludir las preguntas". Lavín terminó su mensaje pidiendo a los chilenos que se atrevan con el cambio, afirmó y criticó a la coalición oficialista porque ha tenido 10 años para gobernar sin lograr resultados.
Lagos dijo soñar con que Chile pueda en su bicentenario, el año 2010, llegar a ser un país desarrollado, donde no exista la desigualdad, el temor y haya participación.
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