La Venus de Velázquez y la óptica

Es frecuente que los alumnos visiten un museo de pintura guiados por su profesor, pero podría extrañar que éste sea el de Física. El método científico comienza con la observación que se va orientando y haciéndose más precisa a medida que se enuncian las primeras hipótesis explicativas del hecho observado. Luego vendrá el enunciado de las leyes y la comprobación de sus consecuencias, así como la reproducción en el laboratorio de los fenómenos observados, lo que permite el control de las variables. El quehacer del científico no consiste en demostrar, sino en comprobar si realmente los fenómenos naturales son descritos correctamente y explicados por sus leyes y teorías. Los pintores han plasmado en el lienzo su visión de la realidad, pero ¿es esta imagen fiel a la realidad? ¿Está de acuerdo con las leyes de la óptica?La Venus del espejo, de Velázquez (National Gallery, Londres, 1647-51), incluye un espejo rectangular de modo que podemos ver la cara de la modelo que está tumbada de espaldas. Dada la posición de la mujer y el espejo, ella no puede verse en el mismo, sino que está observando al pintor o al que ahora la mira en el cuadro. Al encontrar un espejo tendemos a pensar que es plano, por lo que la imagen en él reflejada será de igual tamaño que el objeto y situada a igual distancia del espejo. Por esto, si una mujer está distante del espejo, su imagen estará generalmente más distante del observador que ella y, por razones de perspectiva, se verá de menor tamaño. Esto se observa claramente en Mujer ante el espejo (Museo Thyssen Bornemisza) en el que Delvaux, al pintar la imagen del rostro de la mujer, la reduce en un 70%, aproximadamente. Tiziano, al ejecutar Venus en su tocador (National Gallery of Art, Washington), redujo su imagen en un 80%, pero Rubens mitiga este efecto al copiarla en Venus y cupido (Museo Thyssen Bornemisza). Esta reducción del tamaño de la cabeza de la imagen no se observa en La Venus del espejo, de Velázquez, aunque la imagen debe estar mucho más alejada del observador que la modelo. Al incluir un espejo en su obra, el artista está pintando otro cuadro en su cuadro, lo que también puede conseguir al incluir una puerta, un hueco, una ventana u otro cuadro. Al mostrar la cara de Venus reflejada en el espejo, Velázquez quiere plasmar de forma más completa la belleza de la mujer, y una imagen más pequeña no permitiría mostrar adecuadamente su rostro.

Al observar el cuadro de Velázquez, hemos emitido de forma más o menos consciente una hipótesis sobre el espejo, que éste era plano. Un objeto situado ante un espejo esférico cóncavo a una distancia no mayor de la mitad de su radio, nos da una imagen aumentada del objeto. Si el espejo que pinta Velázquez fuese cóncavo, la imagen de la Venus estaría de acuerdo con las leyes de la óptica. Podríamos comprobarlo trazando diagramas de rayos, pero es más sencillo y convincente comprobarlo experimentalmente. No se requiere material de laboratorio, es suficiente con un espejo de tocador, de estos que tienen aumento y son cóncavos, o mejor aún, los que tienen una cara plana y otra de aumento.

Si el espejo muestra su cara plana, la imagen de la figura situada ante él se ve de menor tamaño. Esta imagen aumenta de tamaño cuando el espejo muestra su cara cóncava, y no es difícil conseguirla del mismo tamaño que la de la figura, como en el cuadro de Velázquez. Esto es una hipótesis, pero posible, ya que los primeros espejos de vidrio no eran planos sino convexos y se fabricaban soplando una esfera y azogándola en su interior. Cuando Velázquez pinta su Venus, para obtener un vidrio plano había primero que soplar uno cilíndrico, desmocharlo y extenderlo sobre una solera plana. Con la hipótesis del espejo plano, la imagen pintada por Velázquez no era posible mientras que sí lo es con la del espejo cóncavo. Este estudio nos ha permitido practicar, al menos, lo esencial del método científico; observación, hipótesis que explique lo observado y su comprobación experimental.