Castro acusa a EEUU y los disidentes de sabotear la cumbre de La Habana
El presidente cubano, Fidel Castro, arremetió ayer duramente contra EEUU y los disidentes y activistas de derechos humanos en su país en vísperas de la IX Cumbre Iberoamericana que se celebrará en La Habana. Castro, en un largo discurso, calificó a los opositores de "idiotas", "traidores" y también de "contrarrevolucionarios al servicio de Estados Unidos", y acusó a algunos de ellos de participar en una conspiración organizada por el Departamento de Estado para "sabotear" la cumbre.
El mandatario cubano aseguró que Estados Unidos presiona siempre a los visitantes extranjeros para que se vean con los disidentes cuando viajan a Cuba, y dijo que algunas de estas "presiones" se han producido en el marco del encuentro iberoamericano. Castro marcó el terreno y afirmó que no se iban a tolerar "chantajes" ni "juegos con los principios del país". El presidente cubano compareció durante más de cinco horas en televisión, el lunes por la noche (madrugada de ayer en España), y durante su intervención utilizó recortes de prensa, e incluso informes de los servicios de espionaje cubano, para demostrar la vinculación de los disidentes a la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA).Castro mencionó, por primera vez en público, los nombres y apellidos de una treintena de opositores, a quienes calificó de "antipatriotas", y aseguró que dos de ellos, el socialdemócrata Elizardo Sánchez y el democristiano Osvaldo Payá, fueron convocados por la Fundación Nacional Cubano- Americana para "organizar una cumbre paralela" en cooperación con el arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice. Según Castro, este "programa" está diseñado para desestabilizar la cumbre, y por ello, algunos de "esos elementos" han realizado contactos con algunas embajadas para ser recibidos por los mandatarios.
El arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, mostró anoche su sorpresa por las acusaciones a Meurice y afirmó que la Iglesia católica en Cuba nunca se ha dejado "manipular". En una nota de prensa, Ortega afirma que "las palabras, homilías o declaraciones púbicas" del arzobispo de Santiago no son el fruto de ninguna manipulación, sino "dictadas por su conciencia".
Falsas imputaciones
Varios disidentes cubanos negaron también las acusaciones vertidas por Castro y aseguraron que es falsa su supuesta vinculación con una conjura estadounidense para sabotear la cumbre. "Rechazo esas acusaciones vertidas contra mi persona y otros disidentes", dijo Elizardo Sánchez.El líder cubano acudió una y otra vez a papeles que tenía encima de su mesa y por momentos pareció perder el hilo, pero mantuvo la línea de que Cuba era objeto de una "feroz campaña" de hostigamiento por parte de EEUU a la que los disidentes se prestaban por dinero. Visiblemente enfadado, dijo que algunos iban a tratar de someter a "acoso" a los presidentes iberoamericanos durante la cumbre, algo que no pareció estar dispuesto a permitir.
Castro mencionó el reciente encuentro entre los disidentes y el gobernador de Illinois, George Ryan, quien visitó Cuba la semana pasada. Afirmó que esta reunión había sido organizada por funcionarios del SINA casi de espaldas al gobernador, mencionó hasta lo que comieron los opositores -"jamón, cerveza y ron"-, demostrando que todas sus actividades eran "seguidas muy de cerca" por los órganos de seguridad cubanos. Sin embargo, las acusaciones de Castro fueron dirigidas contra la SINA y el Departamento de Estado.
"El Departamento de Estado es el que presiona para ver a los llamados líderes disidentes, incluso sobre personalidades de otros países. Quieren imponérnoslos como condición. Sabemos que las presiones son muy fuertes y que no verlos es como un pecado mortal", dijo Castro, para añadir que ésa es la razón por la que en algunas ocasiones el Gobierno cubano ha sido "tolerante" y "comprensivo" con estas reuniones entre políticos extranjeros y disidentes. Pero advirtió visiblemente enfadado: "Si pretenden chantajearnos, jugar con los principios de este país, no lo aceptaremos".
El 'caso Sol-Meliá'
Durante su comparecencia, Castro se refirió también al caso Sol-Meliá y lo puso como ejemplo de la "histeria" de EEUU y su política agresiva contra Cuba. Mencionó el último intento del Departamento de Estado por amenazar al grupo hotelero con aplicarle el título IV de la Ley Helms-Burton si no abandonaba sus negocios en un hotel de la isla, calificándolo de "arremetida contra la más importante empresa de turismo que tiene relación con Cuba".Castro también habló del caso de dos españoles -José Royo Llorca y José Anastasio Herrera Campo- que están acusados en la isla de traficar con cocaína colombiana. Castro pidió su extradición a Cuba y aseguró que serían reclamados a través de la Interpol.
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