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TRAGEDIA EN SANTANDER

El Insalud achaca la tragedia de Santander al viento y a la deficiente construcción del hospital

Cuatro muertos y 15 heridos al derrumbarse la fachada del edificio de traumatología

Dos hombres y dos mujeres murieron ayer en el hospital Marqués de Valdecilla de Santander tras el desplome de parte de una fachada de 11 plantas del bloque de traumatología. La caída de 190 metros cuadrados de la fachada, de 15 centímetros de espesor, se produjo a las 09.25 horas de la mañana. Varias toneladas de ladrillos envueltos con la plaqueta que los cubría impactaron sobre el tejado de un edificio contiguo de tres pisos. Las plantas de este edifico se vinieron abajo. Cuatro empleados del centro hospitalario -Julia Hazas, subdirectora médica; el celador Karim Khan Alí Alkaon; el ingeniero técnico Manuel Menezo Setién; y la secretaria de dirección, Isabel Ortega- fallecieron. El presidente del Insalud, Alberto Núñez Feijóo, atribuyó al fuerte viento y a la humedad el derrumbe, que causó también heridas a otras 15 personas.Núñez explicó que la fachada noroeste de traumatología estaba construida con paneles unidos al hormigón por una estructura metálica, una técnica de hace 25 años que ya no se utiliza debido a que es "especialmente sensible" a los vientos fuertes y a los cambios bruscos de temperatura. La fachada derrumbada está en la zona más moderna del complejo hospitalario -construida hace 25 años-, cuya parte más antigua data de hace 70 años.

Según el observatorio meteorológico, en el momento del siniestro se registraban en la capital cántabra vientos de hasta 105 kilometros por hora de fuerza y una intensa lluvia, además de un cambio sensible de la temperatura respecto a los días anteriores.

Revisión de fachadas

El comité de empresa había pedido al Insalud una revisión de todas las fachadas del centro sanitario, según reveló Víctor Velasco, portavoz de UGT. Éste culpó del accidente a la falta de inversiones en el mantenimiento del hospital, si bien reconoció que el comité sindical no había detectado ninguna anomalía concreta en la fachada que se vino abajo. Velasco señaló que son necesarios 13.000 millones de pesetas para acometer obras de remodelación, frente a los 10.000 millones presupuestados por la Consejería de Sanidad.El arquitecto Fernando Flórez, de la Seguridad Social, ya fallecido, fue el autor del proyecto del nuevo hospital en los años 70. El Insalud, según el presidente, ha llevado a cabo recientemente un estudio técnico para conocer la situación general del hospital. Cuarenta catas realizadas en su estructura, vigas y muros permiten afirmar que el edificio se encuentra en buenas condiciones. Según Núñez, "ópticamente no era posible advertir algún defecto que hubiera obligado a actuaciones preventivas. No ha habido indicios que nos hicieran temer lo ocurrido".

Fuentes del Consejo General de Aparejadores aseguraron que es necesario efectuar revisiones periódicas en las fachadas construidas con técnicas similares a la empleada en el edificio siniestrado. Y explicaron que en algunas construcciones de los años 70, como es el caso, las fachadas no se apoyan directamente en el forjado de cada planta, sino que se sostienen por medios auxiliares, generalmente metálicos, que transmiten el peso a la estructura. Estos sistemas auxiliares metálicos son vulnerables al salitre habitual en las zonas costeras, por lo que es necesario un control periódico.

La parte siniestrada del hospital se construyó entre 1971 y 1973, según un proyecto arquitectónico elaborado desde los servicios centrales de la Seguridad Social en Madrid. El proyecto estaba firmado por los arquitectos Ángel Hernández y Fernando Flórez. Y la construcción fue adjudicada a la empresa Ramón Beamonte. La parte de traumatología siniestrada ayer se inauguró en 1973.

Según el director gerente del hospital, Ignacio Iribarren, las primeras aproximaciones técnicas a las causas del siniestro apuntan a una conjunción de factores, entre los que destacan dos: la fatiga de los materiales y la estructura constructiva. El edificio tenía una pared-lienzo demasiado grande para la estructura. Era una gran pared sin ventanas que, por su configuración, debía soportar todo el peso, sin una adecuada distribución de resistencias. El Insalud rechaza que el derrumbamiento tenga algo que ver con las obras llevadas a cabo hace dos años en esa fachada para sustituir un muro de cristal plastificado por ventanas individualizadas. Fuentes del hospital no precisaron quién fue el arquitecto que intervino en estas obras.

Unas 6.000 personas, entre sanitarios y enfermos, ocupaban las instalaciones hospitalarias, que se hallaba al 90% de su ocupación cuando sobrevino el desplome que afectó a uno de los varios pabellones del complejo. Unas 700 estaban en el edificio de comunicación, un bloque de tres alturas situado entre los de traumatología y medicina general, de 10 alturas. Los daños alcanzaron a las tres plantas, que alojan oficinas administrativas, quirófanos, dos de las áreas de urología y traumatología y dependencias de rayos X.

Cuando los cascotes de la fachada arrasaron parte del edificio que comunica Traumatología con la zona de Residencia General, en los quirófanos afectados se estaban realizando varias operaciones. La presidenta de la Cruz Roja en Cantabria, Carmen Moreno, relató que su esposo estaba siendo intervenido a corazón abierto, por lo que la operación tuvo que suspenderse y el paciente hubo de ser trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos.

Cuestión estética

Hace aproximadamente dos años la fachada siniestrada requirió, según el director Iribarren, el arreglo del muro de cristal para evitar filtraciones y humedades. En opinión del consejero de Sanidad, Jaime del Barrio, no se trataba de apuntalar la "estructura del inmueble, sino de cuestiones más bien estéticas".Media hora después del desplome se constituía el gabinete de crisis integrado por representantes del Insalud, Consejerías de Sanidad y Presidencia y Protección Civil. El ministro de Sanidad, José Manuel Romay Beccaría, se trasladó desde Madrid nada más tener conocimiento de la tragedia.

Para entonces, la ciudad comenzaba a sufrir las consecuencias de un estremecimiento colectivo por conocer lo que estaba pasando. Los teléfonos del hospital quedaron colapsados mientras cientos de ciudadanos pugnaban por llegar al hospital, aunque qudaban sumidos en el caos urbano. El aullido incesante de las ambulancias se expandía por toda la ciudad.

Cuando a las 11 de la mañana había cientos de personas concentradas ante el hospital, entraba en vigor la primera medida decretada por el gabinete de crisis: evacuar con urgencia el gran bloque de traumatología. El febril traslado de 350 hospitalizados a zonas más seguras del hospital, a la residencia Cantabria y a otras dependencias del Insalud fuera de la capital, resultó penoso. El movimiento de acá para allá, bajo la densa lluvia y el viento impetuoso, de ancianos enfermos llevados por celadores al encuentro de las ambulancias se prolongó hasta el mediodía.

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