Seis dramaturgos latinoamericanos recrean el drama de los niños de la calle

Niños cuyos órganos se anuncian a la venta en el periódico; que son asesinados por la policía; que son objeto de la lujuria de muchos o que hacen de pestilentes alcantarillas sus hogares, son la inspiración de seis jóvenes escritores latinoamericanos que, bajo la coordinación del dramaturgo José Sanchis Sinisterra, participan en la realización de la macrofábula titulada La cruzada de los niños, que se estrenará en el Teatro María Guerrero, del Centro Dramático Nacional de Madrid, el próximo 14 de enero.Las seis historias de escritores de México, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Bolivia, países en los que la dramática realidad de los niños de la calle se desborda, se entrelazan y fluyen en una obra de carácter mítico que busca despertar la conciencia "anestesiada" sobre el tema.

Hechos reales como la matanza de la candelaria en Brasil en 1993, hospitales en los que los doctores hablan en clave para referirse a la cacería de niños y sus órganos, o las redes de prostitución infantil, son el punto de partida de los jóvenes dramaturgos elegidos por Sanchis Sinisterra por tener una visión previa y una sensibilidad sobre esa realidad.

La obra escrita por Dolores Espinoza, de México; Christiane Jatahy, de Brasil; Claudia Barrionuevo, de Costa Rica; Víctor Viviesca, de Colombia, y Arístides Vargas, de Ecuador, se caracteriza por la ausencia de los niños en el argumento: "La ausencia es el foco de irradiación de su presencia, es una presencia clamorosa", expresó Sanchis Sinisterra durante la presentación de la obra, en la Pro Real Escuela de Arte Superior Dramático. "Esto también es una metáfora de los niños que habitan las ciudades de manera desapercibida para muchos que se niegan a verlos". La obra se re representará durante un año en España y Latinoamérica .

Durante la presentación de la obra, los autores hablaron de la dificultad que implica entrelazar seis fábulas en una sola. Las historias encuentran un hilo conductor que confluye en una cruzada que los niños emprenden, tomada como metáfora de búsqueda, de cambio, de encontrar una realidad mejor y de hacerse presentes en un mundo que los ignora.