_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El efecto Zeigarnik

JULIO SEOANE

Afirman los psicólogos que las tareas y las metas que no acaban de realizarse continúan produciendo tensión en las personas, además de un fuerte deseo por completarlas. Basándose en experimentos, como siempre, son capaces de predecir que las tareas inacabadas se recuerdan mucho más, casi el doble, en comparación con las que se han conseguido terminar. Esta tendencia se conoce como el "efecto Zeigarnik", que fue quien realizó los experimentos pertinentes. Pues bien, el efecto Zeigarnik lleva camino de convertirse en la característica más representativa de la política valenciana.

No se comienza un trabajo para abandonarlo, dice un novelista, sino para terminarlo. Una obra comenzada, añade, por insignificante que parezca, se pudre si se deja a medio hacer y envenena la voluntad, como un cadáver sin enterrar infecta el aire de toda una casa.

Al margen de que las culpas se distribuyan mejor o peor entre unos y otros, lo cierto es que llevamos demasiado tiempo haciendo filigranas verbales sobre la reforma del Estatuto, la puesta en marcha de la Academia de la Lengua, el trazado y la realización del AVE, la fusión de las cajas de ahorro, la pacificación, planificación y mejora educativa, por mencionar sólo algunos de los objetivos que recordamos más del doble que lo normal. Llevan camino de convertirse en los cadáveres de nuestra política.

Hasta se puede entender que casi todos son temas y tareas complejas, que no se pueden terminar en pocos días, pero es que tampoco se nota que avancen, progresen adecuadamente o se aproximen a la meta. Se está produciendo la sensación de tareas interrumpidas, aplazadas hasta no se sabe cuándo, pendientes de sucesivos resultados electorales. Con más o menos fundamento real, aumenta la tensión, el deseo de acabar o, al menos, avanzar, y el recuerdo constante y repetitivo de los temas pendientes. Sencillamente, es el efecto Zeigarnik de la política valenciana.

Los temas se pudren y esto nos hace buscar los menores indicios de vida sobre ellos. No aparecen por ninguna parte presupuestos para el AVE, por ejemplo, pero se sigue afirmando que comienza ya su construcción, aunque tampoco sabemos por donde irá su trazado. Algunos prefieren el humor y juegan a tres en raya, con las fichas de Gallardón, Bono y Zaplana de un lado y el trazado norte, centro y sur del otro. Gana el que consigue formar la línea recta del AVE. Pero ya se sabe que este juego tiene poco futuro porque nadie sale ganando, salvo que alguien cometa un error. Con más frecuencia ambigüedad que error, porque comenzó siendo el AVE de Valencia, luego de la Comunidad Valenciana y, últimamente, se está convirtiendo en un Ramal de Levante.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Es cierto, como algunos han defendido, que existe quizá demasiada obsesión por este y por otros temas, pero nadie nos puede culpar por ello. Es la consecuencia de plantear temas que luego se interrumpen, que parecen abandonados. No se puede ya esperar mucho más. O se ponen abiertamente encima de la mesa y nos ponemos todos a trabajar, avanzando y negociando para realizarlos lo mejor posible, o los enterramos por tiempo indefinido. Cualquier otra opción es facilitarle las cosas a Zeigarnik, y tampoco es eso.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_