Solana empieza hoy a diseñar la política exterior de la Unión Europea
Tras una cuarentena de apenas 12 días desde que dejó la secretaría general de la OTAN, Javier Solana se estrena hoy como secretario general del Consejo de la Unión Europea (UE) y su primer míster PESC (Política Exterior y de Seguridad Común). Apoyado en la bienvenida que le dedicó el sábado la cumbre de Tampere, y en una célula de planificación recién creada, Solana se propone "ir construyendo la voz de Europa en el mundo", algo que va a ser "lento, duro y difícil", según reconoce.
Cuando llegue hoy al despacho del marmóreo y desagradable edificio bautizado con el nombre del filósofo renacentista Justus Lipsus e inaugurado por el que fuera ministro español de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, el ex secretario general de la OTAN no contará con una máquina rodada para la política exterior europea. Deberá inventarla.Le ayudará el apoyo obtenido en la cumbre de Tampere. Ahí, el Gobierno finlandés que encarna la presidencia semestral de los Quince oficializó su apoyo a que calce también el gorro de la UEO, la organización defensiva europea que acabará integrándose en la UE. Y la cumbre le recibió con la promesa de su "pleno apoyo". Las concreciones del mismo que proponían el presidente francés Jacques Chirac, y el canciller alemán Gerhard Schröder -que introduzca los debates de política exterior en las cumbres y que presida el Comité Político y de Seguridad de próxima creación- quedaron para su discusión en la cumbre de Helsinki.
Mientras París, Berlín y Londres son muy activos en el deseo de dotar del máximo dinamismo a la nueva figura de míster PESC y del máximo alcance a la política exterior, otros mantienen más dudas. Algunos porque temen perder protagonismo. Es el caso del primer ministro portugués, Antonio Guterres, cuyo país sucederá a Finlandia en enero en la presidencia rotatoria de la Unión, quien alertó en Tampere contra la posibilidad de que míster PESC acabe provocando la "dilución del papel de la presidencia", función ésta que considera básica para los países "de menor dimensión". Sin disminuir el papel de la presidencia, otros países pequeños como Finlandia, consideran, por el contrario, que la nueva figura puede ayudarles a evitar la creación de facto de un directorio de grandes países, que impondrían la política exterior al resto.
Otros dudan porque se plantean el peligro de mermar las facultades del COREPER -el Consejo en su formación de representantes permanentes, con rango de embajadores- en favor de un Comité Político y de Seguridad, promovido sobre todo por Francia, de perfiles aún difusos.
De aquí a la cumbre de diciembre habrá que encajar estos vidriosos dilemas institucionales. Pero Solana piensa enfocar este asunto, así como la colaboración con la Comisión Europea, "no como un concurso de belleza" o una batalla de presencias, sino "con el objetivo de alcanzar resultados y que la política exterior común salga adelante", declaró a este diario. Hoy mismo se entrevistará con el titular de la Comisión, Romano Prodi, y con la del Parlamento, Nicole Fontaine.
Mientras se ultiman esos encajes, Solana contará desde hoy con una flamante célula o Unidad de Planificación y Alerta Rápida, compuesta por un alto diplomático de cada uno de los quince Gobiernos, dos funcionarios relevantes de la Comisión, dos del Consejo y uno de la UEO. Este equipo, que se repartirá el mundo por áreas y temas, será el encargado de fabricar ideas y propuestas para afrontar imprevistas situaciones de crisis.
Entre el estreno institucional y el rodaje de la célula, míster PESC se propone continuar su diplomacia viajera, apenas interrumpida en estos días de descanso, empezando por los dos puntos más calientes: Kosovo y Rusia, adonde acudirá esta semana con la nueva troika comunitaria.
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