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Entrevista:

MANUEL GONZALEZ PORTILLA CATEDRATICO DE HISTORIA DE LA UPV "La historia enseña la necesaria apuesta por el puerto y el AVE"

"Entender la evolución de la Historia Contemporánea del País Vasco supone comprender las grandes transformaciones económicas, sociales y políticas que ha conocido el país en los siglos XIX y XX, a partir del proceso industrializador. Esta industrialización, con los efectos modificadores que introdujo en las estructuras económicas y demográficas, fue el revulsivo que sacó a la sociedad vasca de la profunda crisis en la que se encontraba inmersa a principios del siglo XIX"Así comienza el libro Bilbao en la Formación del País Vasco, editado por la Fundación BBV. Es un estudio dirigido por el historiador y catedrático Manuel González Portilla. Este profesor de la Facultad de Ciencias de la Información prepara ahora, con su equipo de historiadores, la continuación, dividida en dos partes: una, centrada en los efectos de la urbanización e industrialización en la vida de las personas; y otra, en el análisis de las estructuras familiares.

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"Nos hemos encontrado - comenta González Portilla - con que las estructuras tradicionales vascas de tipo familiar perviven más de lo que lo que pensábamos. Todavía hay grandes áreas en las que prevalece la estructura familiar troncal, de abuelos a nietos, además de otros parientes que engloban y conforman toda una gran comunidad familiar, y eso pese a que ya no existe la misma vinculación económica de siglos pasados".

Manuel González Portilla es catedrático y director del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco. Y es especialista en temas de industrialización (revolución industrial) y formación de la sociedad de finales del XIX y el XX, sobre los que ha publicado distintos libros. El primero (su tesis doctoral) tuvo como centro la ría bilbaina y lo que supuso en el crecimiento económico y demográfico del País Vasco y de España. Ese estudio se hizo público en un libro, en los años 80, sobre la Formación de la Sociedad Capitalista y ahora prepara otro sobre el mismo tema. Ha publicado otros relacionados con la modernización y su repercusión en la estructura familiar.

Pregunta. ¿Puede decirse que la familia sigue teniendo un gran peso en la sociedad vasca?

Respuesta. Así es. Pero debemos distinguir dos estructuras familiares diferentes, que explican dos comportamientos y formas de pensar distintos. Una, la familia que nosotros consideramos nuclear o conyugal, la mediterránea, de relación permanente (que no se rompe, como le ocurre a la anglosajona) del matrimonio con los hijos, y que se da en casi toda Alava, además de una gran parte de Vizcaya. Y otra, una familia más amplia, más tradicional y más compleja, la llamada troncal, formada por abuelos, padres e hijos o nietos, además de otros muchos miembros. En ella perviven tres generaciones. Y siguen localizadas en una amplia zona de Guipuzcoa y en la parte oriental de Vizcaya. Son zonas en las que la incorporación de la industria ha sido lenta y donde la familia ha gozado de una fuerte hegemonía e importancia.

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P. ¿Y a esas formas familiaresno le afecta la caída de la natalidad en todo el país?

R. Sí, claro que puede hacer cambiar la estructura familiar en sus formas, costumbres y hasta en sus comportamientos culturales. Los índices de natalidad en Euskadi, como en Asturias, son los más bajos del mundo, y esto hace temer que se inicie un crecimiento negativo que puede derivar en una sociedad necesitada de población, y que se tendrá que valer de la emigración, como ocurrió durante todo el proceso de industrialización, que en algunos casos (zona minera y ría de Bilbao) llegó a superar el 90%.

P. Por lo que comenta, la función que han ejercido los emigrantes ha sido decisiva, ¿en que sentido?

R. Por una parte, el emigrante, sobre todo en Bilbao, ejerció una función de modernización social muy rápida, que obligó a la transformación de las estructuras económico-sociales-demográficas, y, simultaneamente, como ocurre con la gran mayoría de las corrientes migratorias, termió integrándose y conformando una sociedad con una realidad distinta. Este es un país que hace 150 años era fundamentalmente agrícola y con una escasa población urbana, y en este momento es un país industrial y de servicios con un peso agrícola muy pequeño (me parece que no llega al 2,5% del PIB) y una población totalmente urbanizada, que vive en grandes municipios y en un área metropolitana, la de la ría de Bilbao, que tiene casi la mitad de la población del País Vasco (45%).

P. ¿Qué ha supuesto la Ría de Bilbao en ese desarrollo vasco?.

R. La ría de Bilbao ha sido el motor del cambio y del desarrollo. Ha sido un espléndido puerto natural del que se ha servido no sólo el País Vasco sino media Península Ibérica, incluida Portugal. Ha sido un puerto muy protegido que convirtió a Bilbao en un gran centro comercial e industrial. Pero, además, ha sido un ejemplo claro de lo que debe arriesgarse y un ejemplo del bien hacer y de la capacidad del vasco de saber invertir.

P. En una entrevista en 1972, decía: "la historia me interesa como ciencia social para conocer el pasado y comprender el presente y transformarlo en perspectivas de un futuro mejor". ¿Cómo se ve el futuro de este país desde la perspectiva de la Ría de Bilbao?

R. Creo que dependerá, como ha dependido, del aprovechamiento de sus condiciones estratégicas y de las personas que lo habitan. La historia nos lo enseña. Esta es una zona de tránsito para una gran parte del mundo, y su privilegiada ubicación, con los puertos que tiene, debe ser decisivo para el futuro. Ahora bien, habrá que apostar por ello. De no hacerlo así, quienes necesiten de un grandísimo puerto como puede ser el de Bilbao y no lo tengan, se irán a otro. Lo mismo puede decirse del tren de alta velocidad. Si aquí no se hace el esfuerzo para construir el AVE, se tomará la decisión de llevarlo a otro sitio, desviándolo y perdiendo el País Vasco la gran oportunidad de seguir saliendo a Europa a través del ferrocarril. Y lo mismo puede decirse del AVE y, como se está haciendo ahora, de los aeropuertos. Gran parte de lo que será nuestro país en el futuro va a depender de las condiciones de esos puertos, aeropuertos y estaciones.

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