Vivir cincuenta y cinco años más
Los que hemos nacido en la segunda mitad de este siglo tenemos la suerte de poder vivir 55 años más. Esta es una de las conclusiones a las que se llega al leer las investigaciones que está realizando González Portilla y su equipo sobre los efectos de la industrialización en la esperanza, nivel y calidad de vida de los habitantes del País Vasco. En el estudio hay datos tan sorprendentes como el de la esperanza de vida que tenían en los municipios de la margen izquierda de la ría de Bilbao a finales del siglo XIX. En San Salvador del Valle, en 1888, esa esperanza era de 17 años; la de Barakaldo, de 22 y la de Santurce de 31. En el conjunto del país, la esperanza alcanzaba los 35 años pero gracias a que en la zonas no industrializadas era el doble que en la de esos municipios citados. Hoy, la esperanza de vida en Euskadi es de 78 años (74 en los hombres y 83 en las mujeres).
"Esto demuestra - dice González Portilla - que en los primeros años de la industrialización, de máximo desarrollo en la zona minera y en la de la ría bilbaina, hubo un hacinamiento y unas lamentables condiciones de vida de los trabajadores (en su gran mayoría emigrantes) que favoreció el desarrollo de ciertas enfermedades agudas, sobre todo en los niños (la mitad de ellos no llegaban a cumplir cinco años, de órganos respiratorios (neumonía, pulmonía, etc) consecuencia de la humedad en la que vivían, y de otras enfermedades infecciosas (viruela, sarampión, tifus, etc) motivadas por la falta de salubridad en las viviendas y municipios".
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