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Cassandra Wilson considera que el jazz "es una manera de vivir el presente"

La cantante norteamericana hace un homenaje a Miles Davis en su nuevo disco

La cantante de jazz Cassandra Wilson, considerada como una de las más felices revelaciones de los últimos años, inició ayer su segunda visita a España, dedicada a presentar con varios conciertos su disco más reciente, Traveling Miles, en compañía de una banda electroacústica cuya configuración recuerda a la utilizada por Miles Davis en la última fase de su carrera. Anoche se presentó en el Auditorio Nacional de Madrid y hoy hará lo propio en el Auditorio de Zaragoza. Mañana culminará su serie de conciertos en el barcelonés Palau de la Música.

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Un rayo de esperanza

El jazz más reciente es frondoso en cantantes de escrupulosa formación académica que flaquean en una asignatura que ninguna escuela puede enseñar: carisma. Cassandra Wilson (Misuri, 1954) lo tiene, hasta el punto de que ha conquistado no sólo a la comunidad jazzista, sino también a todos los interesados en voces genuinamente originales.La reorientación de su carrera se ha producido en el momento justo y por los cauces idóneos, lo que le ha permitido vender discos en cantidades inusuales en el mundo del jazz y elevar su tarifa a cifras prohibitivas para muchos organizadores de conciertos. Quizá éste haya sido el motivo principal por el que ha tardado tanto en regresar a España, pero nunca es tarde si la propuesta es tan sugestiva como un homenaje en decidida clave contemporánea al añorado Miles Davis.

Necesidad física

Wilson asegura que Travelling Miles es el resultado de una necesidad casi física: "Sketches of Spain fue el primer disco de jazz que escuché", dijo ayer en Madrid. "Con él empezó todo para mí, no sólo en el plano musical, sino también en el vital. Por eso, cuando me planteé rendir tributo a Miles, escogí los temas más íntimamente ligados a mis propios recuerdos. Por suerte, Miles Davis era tan generoso que pude elegir entre un increíble abanico de posibilidades para expresar diferentes sentimientos. Era un genio. En todo este tiempo he podido mirar desde dentro sus composiciones y cada vez le admiro más".Esta cantante no sólo ha conseguido situarse ya entre las grandes intérpretes del género, sino que también escribe y compone sus canciones y produce sus discos. Entre ellos se encuentran Point of view (1985), con Steve Coleman y el histórico trombonista Grachan Moncur III; Blue Skies (1988), su disco de corte más clásico, con el que consiguió el premio al mejor disco del año de la revista Billboard, y Jumpworld (1990), en el que incorpora elementos de funk, rytm"n blues y rap.

Contralto de timbre mate y modo de decir oscuro y enigmático, Cassandra Wilson se convirtió en la segunda mitad de los ochenta en la cantante oficial de M-Base, movimiento surgido en Brooklyn con el propósito de derribar barreras entre las músicas negras y conceder el mismo peso artístico al bebop de Charlie Parker que al funk de James Brown.

El desarrollo de la idea ha demostrado que ese abismo estilístico no era tan profundo como en principio podría parecer. Wilson sabe cómo se llama el puente que lo salva: blues. "El hilo conductor que une todas las músicas negras es el blues", afirma. "Puedes adornarlo más o menos y hasta intentar disfrazarlo, pero su esencia siempre permanece. Está hecho de la misma materia que alienta el fado o el flamenco. Es lógico entonces que también me interese el flamenco; creo que es una de las pocas músicas étnicas que todavía conserva toda su vitalidad. Es el ejemplo perfecto de forma artística antigua que conserva toda su vigencia y continúa evolucionando. Mi padre solía tocarlo con la guitarra y yo lo he intentado, pero me parece extraordinariamente difícil".

Wilson también tiene una definición nada desdeñable para el jazz: "Es sentir el momento, vivir el presente. Quizá por eso no me preocupa mi próximo proyecto discográfico; todavía no sé en que consistirá: espero que algo me inspire, quizá pida consejo telepático a mis antepasados; no sé, estoy segura de que al final alguien o algo me echará un cable".

El origen sureño de Wilson se nota en la sugerente parsimonia con la que avanza sobre los compases y en su forma de dar trato prioritario al silencio: "En el sur tenemos otro concepto del tiempo que influye en mi forma de cantar", dice.

"El silencio me parece un elemento tan crucial que a veces lo enfatizo simplemente para ver qué respuesta provoca; no es raro que oiga toses nerviosas, como si al público le resultara incómodo y no supiera muy bien que va a suceder un segundo más tarde". Esas interrogantes suspendidas estratégicamente en el tiempo son uno de los rasgos que hacen su estilo reconocible al instante.

Diversidad

También son ya marca de la casa los peculiares arreglos, ricos en guitarras de diferentes tipos, que arropan su voz y la diversidad de su repertorio, montado con piezas propias y de ajenos tan diversos como Van Morrison, Joni Mitchell, Robert Johnson o The Stylistics, por ejemplo."Soy la eterna estudiante", resume Cassandra Wilson. "En casa he estado escuchando últimamente discos de Amalia Rodrigues y de Carlos Paredes y estoy abierta a todo. Me fascina la manera en que los raperos reciclan los ritmos y la belleza apolínea del bel canto. Lo que hacen con sus voces es casi lo contrario a lo que hacemos en el jazz y no cantan blues, pero eso no significa que no me llegue lo que hacen. Aprendo de todo y de todos".

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